La aventura de Lía y su muñeca en el bosque



Lía era una niña muy alegre que le encantaba pasar tiempo en la naturaleza. Un día, decidió salir a pasear por el bosque con su muñeca preferida.

Mientras caminaban entre los árboles, Lía se detenía para observar las hojas y los animales que encontraban en su camino. De repente, escucharon un ruido extraño detrás de ellos. -¿Qué es eso? - preguntó Lía asustada. -No lo sé- respondió su muñeca- pero no te preocupes, estaré contigo siempre.

Lía se sintió reconfortada por las palabras de su muñeca y juntas continuaron caminando hasta que llegaron a un claro en el bosque. Allí encontraron una pequeña ardilla lastimada.

-¡Pobrecita! - exclamó Lía al verla- ¿Qué podemos hacer? -Si tenemos cuidado, podemos curar sus heridas y dejarla descansar aquí mismo - sugirió la muñecaLía y su muñeca trabajaron juntas para curar las heridas de la ardilla. Después de un rato, la ardilla parecía estar mejor y comenzó a moverse lentamente.

-Mira Lía, está sanando gracias a tu ayuda - dijo la muñeca con orgulloLuego, la ardilla saltó hacia ellas como si quisiera darles las gracias antes de desaparecer entre los árboles del bosque.

De repente, otra vez escucharon un ruido extraño detrás de ellos... Esta vez era una familia de zorros que habían perdido a uno de sus cachorros.

Lía sabia cómo se sentía la familia de zorros porque ella también había perdido a su perro hace un tiempo. Así que decidió ayudarlos a encontrar al cachorro perdido. Juntos caminaron por el bosque en busca del pequeño zorro, y después de un rato, lo encontraron atrapado en una rama.

Lía y su muñeca trabajaron juntas para liberarlo y llevarlo de vuelta con su familia. - ¡Gracias por ayudarnos! - dijo la mamá zorra mientras se alejabanDe repente, otro ruido extraño los interrumpió...

Esta vez era un grupo de pájaros que habían construido un nido en un árbol cercano. Pero el viento había soplado tan fuerte durante la noche que el nido se había caído al suelo. Las crías estaban desprotegidas y asustadas.

Lía y su muñeca sabían exactamente qué hacer: recogieron ramitas y hojas para reconstruir el nido, cuidadosamente colocando cada huevo dentro. Cuando terminaron, las crías volvieron a acurrucarse bajo las alas protectoras de su madre.

-¡Gracias por salvarnos! - trino la mamá pájaro cuando se alejabanFinalmente llegó la hora de regresar a casa. Lía estaba agotada pero feliz por haber ayudado a tantos animales en el bosque junto a su muñeca. -Me encanta pasar tiempo contigo- le dijo Lía a su muñeca- gracias por estar siempre conmigo.

-Yo siempre estaré aquí para ti- respondió la muñeca con una sonrisa cálidaJuntas regresaron a casa, con el corazón lleno de alegría y la satisfacción de haber hecho una buena acción.

FIN.

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