La Aventura de Lila y el Arcoíris Mágico
Había una vez una niña llamada Lila que vivía en un pequeño pueblo lleno de flores de muchos colores. Lila era muy curiosa y siempre soñaba con tener aventuras fantásticas. Un día, después de una lluvia suave, vio algo brillante en el cielo. ¡Era un arcoíris! Pero no era un arcoíris común; era un arcoíris mágico.
- ¡Mamá, mira! -exclamó Lila- ¡Hay un arcoíris mágico en el cielo!
La mamá de Lila sonrió y le dijo:
- A veces, después de la lluvia, aparecen cosas maravillosas en el cielo.
Lila decidió seguir el arcoíris. Así que se puso sus zapatillas más cómodas y salió corriendo hacia el campo. Mientras corría, encontró a su amiga Pía, la granja paloma.
- ¡Pía! -gritó Lila- ¡Vamos a seguir el arcoíris mágico juntas!
- ¡Claro, Lila! -respondió Pía aleteando sus alas. - ¡Aventura, aquí vamos!
Mientras caminaban, el arcoíris brillaba aún más intensamente, y de repente, escucharon una música suave que venía de un terreno lleno de flores.
- ¿Escuchás eso? -preguntó Lila.
- Sí, ¡vamos a ver! -dijo Pía emocionada.
Cuando llegaron, encontraron a un grupo de pequeños duendes que bailaban y cantaban rodeados de flores.
- ¡Hola! -dijo uno de los duendes- ¡Bienvenidas al Jardín Mágico!
Lila y Pía se sorprendieron y preguntaron al duende:
- ¿Cómo podemos entrar al Jardín Mágico?
El duende sonrió y dijo:
- Deben resolver un acertijo, ¿están listas?
- ¡Sí! -dijeron Lila y Pía al unísono.
El duende les dijo:
- Aquí va: "Soy algo que vuela alto, pero no tengo alas. Soy el sol y la luna, pero no soy el cielo. ¿Qué soy?"
Lila pensó un momento y luego sonrió:
- ¡Eres un sueño!
Los duendes aplaudieron y exclamaron:
- ¡Correcto! ¡Pueden pasar!
Entraron al Jardín Mágico, donde había flores que brillaban en la oscuridad y mariposas que hablaban. Lila estaba maravillada.
- ¡Esto es increíble! -dijo.
Unos minutos después, uno de los duendes se acercó a Lila y le dijo:
- Tienes un don especial, Lila. Eres una soñadora y eso es muy valioso. Aquí, tus sueños pueden hacerse realidad.
Mientras los duendes le mostraban todo lo que el Jardín podía ofrecer, Lila pidió un deseo:
- Quiero que todos en mi pueblo puedan conocer este lugar mágico.
Los duendes sonrieron y dijeron:
- Tu deseo es nuestro. Cada vez que cuentes una historia, el Jardín se hará más fuerte.
Lila se sintió muy feliz y prometió compartir sus aventuras con todos. Al regresar a casa, se sentó en su banco favorito del jardín y comenzó a contar su historia a todos los que pasaban.
Desde ese día, Lila se convirtió en la narradora del pueblo y cada uno de sus cuentos hacía crecer el Jardín Mágico. Todos se unieron a Lila y Pía, y juntos visitaron el lugar una y otra vez.
Y así, Lila aprendió que compartir sus sueños era una aventura aún más mágica. Y colorín colorado, ¡este cuento se ha acabado!
FIN.