La Aventura de Lila y el Jardín Encantado



En un pequeño pueblo lleno de colores y alegría, vivía Lila, una curiosa niña de ocho años. Su mayor deseo era explorar el misterioso Jardín Encantado que estaba detrás de su casa. Desde que tenía memoria, su abuela le había contado historias sobre ese lugar mágico, donde los animales hablaban y las flores brillaban como estrellas.

Un día, luego de escuchar otra de esas historias, Lila decidió aventurarse. "Hoy es el día"-, se dijo, con una sonrisa llena de emoción. Con una pequeña mochila cargada de algunas galletas y su linterna, se acercó a la entrada del jardín, cubierta por una enredadera de plantas brillantes.

Al cruzar la puerta de madera, Lila sintió una especie de energía que la envolvía. "Esto es increíble"-, exclamó mientras sus ojos se abrían de par en par. El jardín era más hermoso de lo que jamás había imaginado. Las flores eran de colores vibrantes, y había un pequeño arroyo que cantaba alegremente.

Mientras exploraba, Lila escuchó un gemido. Sigilosamente siguió el sonido y se encontró con un pequeño conejo atrapado entre dos troncos. "¡Ayuda!"-, gritó el conejito.

"No te preocupes, voy a liberarte"-, respondió Lila, y con mucho cuidado movió los troncos hasta liberar al pequeño animal.

"¡Gracias, gracias!"-, dijo el conejo, saltando de alegría. "Soy Benji, el guardián del jardín y esta es una tierra mágica. ¡Debes conocer sus secretos!"-

Lila apenas podía contener su emoción. "¿Secretos?"-, preguntó con entusiasmo.

"Sí, pero primero tengo que mostrarte cómo funciona la magia de este lugar"-, explicó Benji. "Cada deseo que expreses se convierte en una flor, pero, si no lo cuidas, puede marchitarse"-.

Intrigada, Lila decidió hacer un deseo. "Deseo poder volar como las aves"-. En un instante, una hermosa flor azul brotó en el suelo. "Ahora debes cuidar de tu deseo para que no se marchite"-, aclaró Benji.

Lila se dedicó toda la tarde a cuidar su flor, finalmente realizó su anhelo de volar. Con ayuda de Benji, se subió en su espalda y, ¡boom! , voló por todo el jardín, riendo y gritando de felicidad. "¡Esto es maravilloso!"-, decía mientras giraban en el aire.

Pero, en medio de tanta diversión, Lila se distrajo y vio otra flor que le llamó la atención, un color amarillo brillante. "¿Puedo desear algo más?"-, preguntó.

"Claro, pero recuerda que cada deseo es una responsabilidad"-, le advirtió Benji.

Lila, emocionada, deseó bailar como las mariposas. La flor amarilla apareció, pero en su distracción, dejó que su primera flor, la azul, comenzara a marchitarse. Asustada, miró cómo los pétalos de su deseo se ponían marrones. "¡No!"-, gritó.

"Debes regresar y cuidar de tu primera flor, Lila"-, le dijo Benji con seriedad. "Cada deseo necesita cuidado, como un amigo"-.

Con lágrimas en los ojos, Lila regresó rápidamente. La flor casi ni parecía existir, pero recordó el amor y la dedicación que había puesto en los momentos felices. Con mucha ternura, la regó y le habló. "Por favor, no te mueras, Te hice de corazón"-. Al poco tiempo, los colores volvieron a la flor y esta resplandeció con un brillo especial.

Benji sonrió. "Ves, Lila, la verdadera magia está en cuidar lo que deseas y no olvidarte de lo que realmente importa"-.

Lila comprendió que los deseos son hermosos, pero el amor y la dedicación son la magia que los mantiene vivos. A partir de ese día, cada vez que Lila hacía un deseo, se aseguraba de cuidarlo como si fuera su propio tesoro.

Finalmente, cuando el sol se ocultaba, Lila se despidió de Benji y prometió regresar. Había descubierto algo más que magia; había aprendido a valorar lo que realmente deseaba. Regresó a su casa con el corazón lleno de felicidad, esperando que el jardín le ofreciera más aventuras.

Y así, con el tiempo, Lila se convirtió en una guardiana del jardín, compartiendo sus secretos y enseñando a otros niños la importancia de cuidar sus deseos.

FIN.

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