La Aventura de Lila y el Planeta Coloreado
Érase una vez en un pequeño pueblo rodeado de montañas y ríos cristalinos, donde vivía una niña llamada Lila. Lila era una soñadora y siempre miraba al cielo preguntándose qué habría más allá de las nubes. Un día, mientras paseaba por el bosque, encontró un libro antiguo entre las raíces de un árbol gigante. El libro decía: "El Planeta Coloreado está a solo un deseo de distancia".
Intrigada, Lila cerró los ojos y gritó: "¡Quiero ver el Planeta Coloreado!"
Para su sorpresa, se sintió levitar y, en un abrir y cerrar de ojos, se encontró en un planeta lleno de colores brillantes: árboles rosas, ríos violetas y flores amarillas.
"¡Qué lugar tan hermoso!", exclamó Lila.
Mientras exploraba, Lila conoció a un pequeño ser llamado Rocco, que tenía la piel azul y era muy amigable.
"¡Hola! Soy Rocco, bienvenido al Planeta Coloreado! ¿Te gustaría conocer mis amigos?"
Lila sonrió y aceptó la invitación. Rocco la llevó a una aldea donde vivían seres de todos los colores imaginables.
"Aquí todos somos diferentes, pero eso es lo que nos hace especiales!", explicó Rocco.
De repente, una nube oscura cubrió el sol y comenzó a llover. Los habitantes se pusieron tristes y Lila se dio cuenta de que la lluvia no era normal; era gris y parecía que estaba robando el color del planeta.
"¿Qué podemos hacer?", preguntó Lila asustada.
"Sola no podemos hacer nada, pero juntos podríamos encontrar una solución", respondió Rocco.
Lila pensó en sus amigos del pueblo y cómo siempre resolvían los problemas trabajando en equipo. Tuvo una idea.
"Necesitamos reunir a todos los habitantes y hacer una gran fiesta colorida para devolverle el brillo al planeta!".
Rocco y Lila se pusieron manos a la obra. Reunieron a los seres de la aldea y, aunque al principio estaban desanimados, Lila les habló con entusiasmo.
"No importa si somos diferentes, ¡juntos podemos hacer muchas cosas lindas!" propuso.
Los habitantes empezaron a iluminarse con la idea y comenzaron a colaborar. Prepararon comidas de todos los colores, decoraron el lugar con cintas multicolores y se pintaron los rostros.
Cuando llegó el día de la fiesta, la música sonaba y la buena energía fluyó. Lila subió al centro y dijo:
"¡Hoy, celebremos que somos únicos y especiales!".
El cielo empezó a despejarse lentamente y la lluvia gris fue reemplazada por una lluvia de colores. La música, los bailes y las risas llenaron el aire. Todo empezó a brillar y el Planeta Coloreado recuperó su esplendor.
"¡Lo logramos!", gritó Rocco, lleno de alegría.
Finalmente, el sol salió y el planeta resplandecía más que nunca. Lila se sintió feliz de haber ayudado y comprender que la unión hace la fuerza.
"Volveré a mi casa, pero siempre recordaré nuestra aventura", dijo Lila con una sonrisa.
Rocco le regaló un pequeño cristal que brillaba en todos los colores del arcoíris.
"Este cristal te recordará que en la diversidad hay belleza. ¡Nunca dejes de soñar!".
Y así, Lila regresó a su hogar, llevando consigo un pedacito del Planeta Coloreado y la lección de que juntos podían superar cualquier adversidad y que cada uno de ellos era especial a su manera. Desde aquel día, Lila continuó soñando y compartiendo su amor por los colores con todos en su pueblo. Cada vez que miraba el cristal, recordaba que los problemas se solucionan mejor en comunidad y que siempre hay un camino hacia la alegría.
Y colorín colorado, este cuento de colores se ha acabado.
FIN.