La Aventura de Lila y Nube



Era un día soleado y brillante en la playa de Marisol. Lila, una niña de siete años con pelo rizado y un gorro de sol amarillo, corría por la orilla mientras su pequeño perro, Nube, un perrito blanco de pelaje suave y esponjoso, la seguía saltando alegremente.

-Lila: ¡Vamos, Nube! ¡Atrapa la pelota!

Lila lanzó una pelota de tenis hacia el agua y Nube corrió tras ella, zambulléndose en el mar. Lila estalló en risas cuando Nube emergió, empapado y con la pelota en la boca.

-Nube: ¡Guau! ¡Mirá lo que encontré!

Lila le rascó la cabeza y juntos jugaron a correr por la orilla, salpicando agua y haciendo castillos de arena. Pero su alegría se detuvo cuando, de repente, Lila escuchó un dulce canto que provenía de la distancia.

-Lila: ¿Escuchaste eso, Nube?

Nube movió la cola y ladró suavemente, invitándola a seguir. Intrigada, Lila comenzó a caminar hacia donde provenía la música. Al acercarse, vio a un grupo de gaviotas cantando sobre una roca.

-Lila: ¡Qué hermoso es! Pero, ¿por qué cantan?

Una de las gaviotas, que parecía ser la más anciana del grupo, vio a Lila y voló hacia ella.

-Gaviota: ¡Hola, niña! Cantamos porque queremos compartir alegría con todos los que nos visitan. ¡La playa es un lugar mágico!

-Nube: ¡Guau! ¡Me gusta la música!

Lila sonrió y se unió a las gaviotas en su canto. Pero de repente, Nube comenzó a ladrar y a correr hacia un lugar oscuro entre las rocas.

-Lila: ¡Espera, Nube! ¿A dónde vas?

De repente, Lila vio que Nube había encontrado algo. Se trataba de una botella con un mensaje dentro. Lila la recogió y, al abrirla, salió un trozo de papel arrugado.

-Lila: Uy, hay un mensaje. ¡Mirá, Nube! Dice: "Ayuda, estoy atrapado en la cueva de las olas".

Nube ladró como si entendiera lo importante que era ese mensaje.

-Nube: ¡Guau! ¡Debemos ayudar!

Lila se sintió un poco asustada, pero la curiosidad y el deseo de ayudar superaron su miedo. Miró a Nube y dijo:

-Lila: Vamos a descubrir qué está sucediendo. ¡Aventura!

Ambos se dirigieron hacia donde el mensaje indicaba, siguiendo una serie de huellas en la arena. Después de caminar un rato, llegaron a una pequeña cueva que se precipitaba sobre la línea de la costa. El sonido de las olas chocando contra las rocas resonaba a su alrededor.

-Lila: Ojalá que podamos ayudar. Tengo un poco de miedo, pero contigo todo es más fácil.

Nube le dio un ladrido alentador. Juntos entraron en la cueva, donde encontraron a un pequeño erizo atrapado entre algunas piedras.

-Lila: ¡Pobrecito! Debemos ayudarlo a salir.

-Los dos trabajaron juntos para remover las piedras y, después de un rato de esfuerzo, lograron liberar al erizo.

-Erizo: ¡Gracias, gracias! Creí que iba a estar atrapado para siempre.

-Lila: No hay de qué. Siempre hay que ayudar a los que lo necesitan.

El erizo, muy agradecido, les hizo una propuesta:

-Erizo: Si me ayudan a regresar a mi hogar, les enseño un secreto de la playa.

Lila y Nube aceptaron sin dudarlo. El erizo los guió hacia una parte de la playa que no conocían. Un lugar lleno de conchas, estrellas de mar y coloridos corales.

-Lila: ¡Es increíble! No sabía que este lugar existía.

-Erizo: Este es el Jardín Secreto. Aquí, cada vez que ayudamos a alguien, se nos regala algo especial.

Nube ladraba emocionado mientras Lila recogía algunas conchas brillantes y hermosas.

-Lila: ¡Esto es maravilloso! Y todo comenzó con un mensaje que encontramos.

Al final del día, Lila y Nube regresaron a casa con los corazones llenos de felicidad y nuevas experiencias. Cada vez que miraban las conchas, recordaban la importancia de ayudar a otros y la magia que se esconde en la amistad.

-Lila: Siempre que juguemos y compartamos, haremos cosas asombrosas, ¿no es cierto, Nube?

-Nube: ¡Guau! ¡Exactamente, amiga mía!

Y así, Lila y Nube prometieron seguir ayudando y explorando juntos, llenando sus días de aventuras y risas.

Fin.

FIN.

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