La Aventura de Lío y Bibi en el Bosque Mágico
En la Región de Murcia, había un bosque mágico lleno de árboles altos y flores de mil colores. Allí vivían muchos animales, como Lío el conejo, que siempre saltaba de un lado a otro, y Bibi la ardilla, que recogía nueces y disfrutaba de hacer nuevos amigos.
Un día, mientras jugaban cerca de su hogar, Lío y Bibi vieron a un grupo de animales reunidos, todos lucían tristes.
- ¿Qué les pasa? - preguntó Bibi, acercándose con curiosidad.
- La Selva Verde se está llenando de peligros - dijo Tortuga, la sabia del bosque. - Hay humanos que vienen a cazar a nuestros amigos, y muchos animales están desapareciendo.
- ¡Eso es terrible! - exclamó Lío. - ¿Qué podemos hacer para ayudar?
- Debemos proteger nuestro hogar y nuestros amigos - respondió Tortuga. - Pero para eso, necesitamos la ayuda de todos en el bosque. ¡Hay que pensar en un plan!
Lío y Bibi se miraron y asintieron. Juntos comenzaron a reunir a todos los animales: Zorro, Pájaro, y hasta a la anciana Lechuza. Cada uno tenía una idea diferente.
- Yo puedo hacer un ruido fuerte para asustar a los cazadores - dijo Zorro emocionado.
- Yo puedo volar alto y avisar a todos si veo a alguien que se acerca - añadió Pájaro.
- Y yo puedo mover las hojas para crear caminos secretos donde los animales puedan esconderse - propuso Bibi.
- ¡Y yo puedo saltar muy rápido para ayudar a los más pequeños! - dijo Lío con una sonrisa.
Tortuga, escuchando las ideas, agregó:
- ¡Muy bien, amigos! Este es nuestro plan. Cada uno hará su parte. Y juntos, podemos hacer que nuestro bosque sea un lugar seguro.
Así que esa misma noche, todos se prepararon. Cuando llegaron los primeros humanos al bosque, Zorro hizo un ruido muy fuerte...
- ¡Rooaar! - rugió falsamente, haciendo eco por todo el lugar.
Los cazadores se asustaron y miraron alrededor. En ese momento, Pájaro voló alto y empezó a cantar una melodía alegre para distraerlos.
- ¡Miren las aves! - dijo uno de los cazadores. - ¿Por qué no vamos a otro lugar?
Mientras tanto, Bibi movía las hojas y guiaba a los más pequeños hacia los escondites seguros. Lío corría de un lado a otro, ayudando a que cada uno encontrara su refugio.
Los cazadores, confundidos y asustados, decidieron irse.
- ¡Sí! Funciona! - gritaron todos en el bosque.
Cada animal se reunió alrededor de Tortuga, repletos de alegría.
- ¡Logramos proteger a nuestros amigos! - exclamó Lío, dando saltos de felicidad.
- Pero esto solo es el principio - recordó Tortuga. - Debemos seguir cuidando nuestro hogar y hablar con los humanos para que comprendan lo importante que es proteger a nuestros amigos animales.
Desde ese día, Lío y Bibi no solo se convirtieron en héroes en el bosque, sino que también se dedicaron a educar a los demás sobre la importancia de cuidar el medio ambiente. Hicieron carteles y organizaron reuniones donde invitaban a todos los animales para hablar sobre cómo podrían vivir juntos en armonía.
Poco a poco, más y más animales se unieron a ellos y empezaron a hacer ruido para que todos pudieran escuchar su mensaje:
- ¡Basta de caza! ¡Protejamos la Selva Verde!
Y así, el bosque mágico continuó siendo un lugar lleno de vida, risas y amigos. Lío y Bibi aprendieron que juntos podían hacer la diferencia y que la amistad y la valentía podían cambiar el mundo.
Y desde entonces, siempre que veían un humano en el bosque, se acercaban para explicarles de manera amistosa lo valioso que era cuidar a todos los seres vivos. Porque en la Selva Verde, cada uno tiene un lugar y todos merecen vivir felices y en paz.
Y colorín colorado, esta aventura se ha acabado, pero la misión de cuidar nuestro hogar nunca termina.
FIN.