La Aventura de Lluvi y su Tierra Mágica



Había una vez, en un rincón especial de Misiones, una pequeña gota de lluvia llamada Lluvi. Lluvi vivía en una nube suave y esponjosa, llena de amigos que, como ella, estaban ansiosos por caer a la Tierra y ayudarla a florecer.

Un día, Lluvi miró hacia abajo y, con curiosidad, exclamó:

- ¡Miren cómo brilla la tierra! ¡Quiero bajarme ya! Quiero ayudar a que esas plantas crezcan.

Sus amigos las gotas se rieron y una de ellas, Burbuja, dijo:

- ¡Pero Lluvi! Si caés ahora, te dispersarás y no cumplirás tu misión.

Sin prestarle atención, Lluvi logró salir de la nube, decidió que era hora de conocer el mundo.

Cuando Lluvi tocó la Tierra, quedó maravillada. El relieve de Misiones era espectacular, con montañas, ríos y selvas imponentes. Empezó a caer en un lánguido arroyo y, al deslizarse, pensó:

- ¡Qué hermoso es todo!

Pero enseguida notó que sus amigas, las otras gotas, seguían en la nube.

- ¡Ay, no! ¡No puedo caer sola! - se lamentó Lluvi.

Así que siguió el arroyo, intentando encontrar a sus amigas. De pronto, conoció a un animalito curioso: una pequeña tortuga llamada Tuga, que la observaba con ojos grandes.

- Hola, pequeña gota. ¿Qué haces aquí tan solita?

- Estoy buscando a mis amigas. Vine a ayudar a la tierra y ahora no sé cómo regresar a las nubes. - respondió Lluvi.

Tuga sonrió y dijo:

- Si quieres, puedo ayudarte. Conozco muy bien esta selva. ¡Sigue mi ritmo!

Juntas comenzaron a explorar el hermoso paisaje. Pasaron por un claro lleno de flores de colores y frutas deliciosas. Lluvi se sentía feliz de ver cómo todos los seres disfrutaban de la naturaleza. Luego, llegaron a un lugar donde el sol brillaba fuerte, y el suelo estaba seco y agrietado. Lluvi se preocupó:

- ¡Los plantas necesitan agua! ¡Debo hacer algo!

Tuga miró hacia Lluvi y le dijo:

- Pero, ya has caído. Ambos sabemos que no puede hacer agua nuevamente a menos que... - se quedó pensando.

Lluvi la interrumpió, llena de energía:

- ¡Voy a buscar a mis amigas y hacemos más lluvia juntas! ¡Eso es!

- Pero, ¿cómo vas a llegar a las nubes? - preguntó Tuga, dudosa.

- Creo que tengo una idea. - Lluvi respondió.

Lluvi subió a la caparazón de Tuga y le pidió que la llevara hacia la montaña más alta. Allí, la frescura del aire ayudó a Lluvi a elevarse nuevamente a las nubes.

Cuando llegó, reunió a todas las gotas:

- ¡Amigas! ¡Necesitamos hacer llover! ¡Los seres de la tierra nos necesitan! -

Las gotas se miraron entusiasmadas, y al unísono, comenzaron a formar nubes más densas y oscuras.

- ¡Hasta la próxima, Tierra! ¡Aquí vamos! - gritó Lluvi emocionada.

Con un brillante estallido, comenzaron a caer en suaves y nutritivas lluvias. Las hojas y las flores se llenaron de vida, y el suelo sediento bebió con ganas.

Tú no puedes imaginar lo feliz que se sentían todos allí. Los árboles danzaban, los pájaros cantaban, y hasta las pequeñas ranas saltaron de alegría. Lluvi miró orgullosa a Tuga desde lo alto.

- ¡Lo logramos! ¡Hicimos felices a todos!

En un instante, las gotas formaron un hermoso arcoiris como símbolo de que habían cumplido con su misión y que, en adelante, siempre estarían dispuestas para ayudar a la Tierra.

- ¡Gracias Lluvi! - exclamó Tuga mientras el arcoiris se iluminaba en el horizonte.

Y así, Lluvi aprendió que, aunque a veces se siente pequeña y sola, juntos se pueden hacer grandes cosas. Desde ese día, Lluvi y sus amigas se convirtieron en las guardianas del agua, y siempre recordarían la importancia de cuidar la naturaleza de la Tierra.

FIN.

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