La aventura de Lluvia y los duendes
Había una vez un hermoso bosque encantado donde vivían los animales más especiales y mágicos. Entre ellos, se encontraba Lluvia, una pequeña ardilla de colores brillantes que siempre llevaba consigo un arcoíris en su cola.
Un día, mientras Lluvia saltaba de árbol en árbol, escuchó risas provenientes de detrás de unos arbustos. Curiosa como era, decidió acercarse a investigar y descubrió a unos duendes jugando en medio del bosque.
Eran traviesos y divertidos, y sus risas llenaban el aire. Lluvia se acercó tímidamente y saludó a los duendes con una sonrisa. Ellos quedaron maravillados al verla y le preguntaron cómo había conseguido tener esos colores tan especiales en su pelaje. "- Soy Lluvia", respondió la ardilla.
"Mi mamá me contó que nací así gracias a la magia del arcoíris".
Los duendes se emocionaron aún más al escuchar esto e inmediatamente le propusieron a Lluvia enseñarle todos sus trucos mágicos para poder llevar el arcoíris a todo el bosque. Emocionada por esta oportunidad única, Lluvia aceptó encantada la oferta de los duendes. Juntos comenzaron a explorar cada rincón del bosque reagarrando polvo mágico de estrellas fugaces y cantando canciones llenas de alegría.
Con el paso del tiempo, Lluvia aprendió muchas habilidades mágicas: podía hacer florecer las plantas con solo tocarlas, podía hacer que los animales se comunicaran entre sí y, lo más sorprendente de todo, podía crear arcoíris en el cielo con solo mover su cola.
El bosque se llenó de colores y alegría gracias a Lluvia y los duendes. Los animales del lugar disfrutaban cada día de la magia que les rodeaba y se sentían agradecidos por tener una amiga tan especial como Lluvia.
Pero un día, mientras todos celebraban la magia del bosque, una terrible tormenta amenazó con arruinarlo todo. Los vientos fuertes hicieron volar las hojas de los árboles y apagaron el brillo del sol.
Lluvia sabía que tenía que hacer algo para salvar su hogar mágico. Se acercó al centro del bosque donde había un antiguo árbol milenario y pidió ayuda a sus amigos duendes. Juntos crearon un hechizo poderoso para detener la tormenta.
Con todas sus fuerzas combinadas, lanzaron el hechizo al aire y poco a poco la tormenta comenzó a calmarse hasta desaparecer por completo. El sol volvió a brillar en el cielo y el arcoíris resplandeció más intensamente que nunca.
Los animales vitorearon emocionados mientras Lluvia recibía abrazos de gratitud de parte de todos ellos. Ahora entendían que no solo era su pelaje brillante lo que hacía especial a Lluvia, sino también su valentía y determinación para protegerlos.
Desde ese día, Lluvia siguió siendo una ardilla colorida llena de magia en aquel hermoso bosque encantado. Los duendes y los animales siempre la recordaron como una heroína que les enseñó el verdadero significado de la amistad y el valor.
Y así, gracias a Lluvia y sus amigos, el bosque continuó siendo un lugar mágico donde todos los seres vivos aprendieron a cuidarse y valorarse unos a otros. Fin.
FIN.