La aventura de los árboles mágicos



Había una vez en un bosque encantado, donde los árboles eran seres mágicos con personalidades diversas. En ese espléndido bosque, había un árbol muy especial llamado Pomelo, que era diferente a los demás.

Mientras los demás árboles tenían hojas verdes y frondosas, Pomelo tenía hojas de colores brillantes que cambiaban constantemente. Esto lo hacía sentir diferente y a veces triste, ya que los demás árboles no entendían su belleza única.

Un día, los árboles del bosque se enfrentaron a un gran desafío: una tormenta feroz se acercaba y debían unir sus fuerzas para protegerse. Los árboles se unieron, menos Pomelo, quien se sentía excluido por su peculiaridad. -¿Por qué no te unes a nosotros Pomelo? -le preguntó el árbol Roble.

-Nadie entiende mi forma especial de ser, no encajo -contestó Pomelo con tristeza. Los demás árboles se miraron entre sí, y luego la sabia Haya habló: -Pomelo, tu diferencia es lo que nos puede salvar a todos.

Tus hojas cambiantes podrían deslumbrar a la tormenta y protegernos. Pomelo sintió una mezcla de sorpresa y alegría al darse cuenta de que su diferencia era su mayor fortaleza.

Con valentía, se unió a los demás árboles y juntos crearon un escudo mágico con los destellos de colores de Pomelo que hicieron retroceder la tormenta.

Desde ese día, Pomelo fue aceptado y valorado por ser quien era, y los demás árboles aprendieron que la diversidad es lo que hace al bosque más fuerte y hermoso. Así, en el bosque encantado, la inclusión se convirtió en la fuerza que unía a todos los seres mágicos.

FIN.

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