La Aventura de los Benimerins
En un rincón mágico del norte de España, dos amigos, Lucas y Sofía, se encontraban en una situación inesperada. Tras recibir una carta de Papá Noel indicando que debían ir a Laponia, se habían perdido por completo y se encontraban en una plaza llena de luces coloridas y gente hablando en valenciano.
"¿Hay alguien ahí?" preguntó Lucas, mirando a su alrededor.
"Hola, ¿es esto Laponia?" agregó Sofía, con un tono de confusión en su voz.
"Me parece que nos hemos equivocado de lugar".
Mientras tanto, un grupo de personas se acercó, decorados con trajes festivos y sonrientes.
"¡Bienvenidos a las Fallas!" exclamó una niña llamada Carla,
"Nosotros somos de la Comparsa Benimerins, ¡venimos a celebrar!".
Lucas y Sofía se miraron entre sí, intrigados por la festividad.
"¿Comparsa Benimerins?" preguntó Sofía.
"¿Papá Noel envió una carta aquí?"
Carla les sonrió.
"No sé nada de Papá Noel, pero puedo mostrarles lo que hacemos aquí. ¡Ven!".
Los amigos siguieron a Carla mientras ella les explicaba las tradiciones de las Fallas: construían enormes estatuas de cartón y madera que serían quemadas al final de la celebración.
"Es una forma de purificarse, dejar atrás lo viejo y recibir lo nuevo. Es mágico", decía Carla emocionada.
Sin embargo, Lucas y Sofía empezaron a sentirse un poco tristes.
"Pero nosotros veníamos a ayudar a Papá Noel, no a quemar cosas".
"Sí, queríamos ayudar a los elfos a hacer juguetes".
Carla se quedó pensativa por un momento.
"Bueno, tal vez haya una manera de hacer ambas cosas. Podríamos hacer un juguete especial, uno que represente la unión de nuestras tradiciones".
"¡Eso sería increíble!" exclamó Sofía, iluminándose.
Así que, durante el día, el grupo trabajó juntos, creando un hermoso muñeco de trapo que combinaba elementos de las tradiciones de los Benimerins y de la Navidad. Utilizaron retazos de tela de los trajes de la comparsa y decoraron al muñeco con luces.
Cuando la noche llegó y el momento de encender las Fallas se acercaba, el muñeco estaba listo.
"Este juguete no solo representa nuestro trabajo conjunto, sino que guarda nuestro deseo de amistad y unión" explicó Carla a la multitud.
Todos rieron y aplaudieron, sintiéndose emocionados.
"Y además, podemos enviárselo a Papá Noel, para que sepa que aquí también se celebra la Navidad".
Cuando llegó el momento de quemar las estatuas, la multitud se reunió para ver.
"¡Ahora a encenderlo!" gritaron todos juntos.
Y así, mientras las llamas danzaban y iluminaban la noche, el muñeco de trapo fue sostenido en lo alto.
"Que este juguete nunca olvide la amistad que creamos juntos" dijo Lucas, emocionado.
Finalmente, cuando el fuego se apagó, todos se sintieron más unidos que nunca.
"Quizás no encontramos a Papá Noel, pero hemos creado algo todavía más especial" dijo Sofía.
"Una nueva amistad y un recuerdo inolvidable" contestó Carla.
Sus corazones latían juntos, recordando que el amor y la unión eran el verdadero espíritu navideño, sin importar en qué lugar del mundo estuvieran.
Y así, Lucas y Sofía regresaron a casa contentos, llevando consigo un pedacito de la calidez de las Fallas, hacia su propio hogar y sus propias tradiciones.
FIN.