La Aventura de los Colores
En un tranquilo pueblo llamado Colorete, donde los días brillaban como arcoíris, vivía una niña llamada Lila. Lila tenía una gran pasión por pintar; su mayor deseo era llenar el mundo de colores. Un día, mientras exploraba el bosque cercano, encontró un viejo pincel que brillaba con una luz especial.
"¡Guau! ¿Qué será esto?" - se preguntó Lila, maravillada por la belleza del pincel.
Sin pensarlo dos veces, lo llevó a casa y comenzó a pintar unas hermosas flores en la pared de su habitación. Pero cada vez que trazaba una línea, los colores cobraban vida y salían del lienzo.
"¡Mirá, papá!" - gritó Lila, viendo cómo las flores bailaban en el aire.
Su padre, sorprendido, le dijo:
"Esto es increíble, Lila. ¿De dónde sacaste ese pincel?"
"Lo encontré en el bosque. Creo que es mágico."
Entusiasmada, Lila empezó a pintar todo lo que se le ocurría: animales, arcoíris y paisajes. Sin embargo, un día, mientras intentaba crear un gran sol amarillo, se dio cuenta de que el pincel se había quedado atascado en su mano.
"¡Oh no! ¿Qué está pasando?" - exclamó. El pincel parecía tener vida propia y comenzó a dibujar sin que Lila lo pudiera controlar.
De repente, se vio en un mundo donde los colores se habían vuelto dominantes. Todo era brillante, pero también desordenado. Los árboles eran morados, el cielo un verde llamativo y los ríos fluían anaranjados.
"Esto no está bien, necesito volver a casa" - pensó Lila angustiada. De pronto, apareció un niño llamado Teo, que llevaba una paleta en la mano y una gorra de colores.
"¿Te perdiste?" - le preguntó Teo, "Aquí todo se volvió un caos por el poder del pincel."
"¡Sí! No sé cómo regresar. Este pincel dijo que podría cambiar el mundo, ¡pero no así!" - Lila lloraba.
Teo, que también amaba el arte, le sonrió.
"Tal vez si lo usamos juntos podemos reunir los colores y hacer algo hermoso. Vamos a crear el mural del balance."
Juntos, comenzaron a pintar un mural en una gran roca con todos los colores que habían arruinado el paisaje. Lila aprendió a elegir cada color con cuidado, y así, los colores comenzaron a unirse de manera armoniosa.
"¡Mirá!" - gritó Teo emocionado "La naturaleza está empezando a recuperar su belleza."
Con ello, el pincel perdió su poder de descontrolar y volvieron a las paredes de la habitación de Lila.
"Lo hicimos, Teo! El arte puede unir, no arruinar."
Aquella experiencia cambió a Lila para siempre. Aprendió a usar su don para hacer cosas grandiosas y compartir el mensaje de que cada color tiene su lugar y su papel en el mundo, al igual que las personas. Al igual que El Teje, quería que su voz india rompiera el silencio del miedo y la confusión.
Desde entonces, Lila organizó talleres de pintura en su pueblo para que todos pudieran expresar su creatividad y unirse en armonía. Y así, poco a poco, el pueblo de Colorete se llenó de risas y de colores nuevos y hermosos, que reflejaban la alegría de un mundo abrazado por la diversidad.
FIN.