La Aventura de los Colores



En un pequeño barrio lleno de árboles y flores vivía un perro llamado Beto. Era un labrador hermoso, de un color café con leche que lo hacía destacar entre los demás perros. Beto tenía una novia perruna llamada Dulce, una dulce perra de pelo negro. Eran los mejores amigos y siempre estaban juntos, corriendo y jugando en el parque.

Un día, mientras jugaban a atrapar la pelota, Dulce dijo:

"Beto, ¿te has dado cuenta de que nuestra amistad es como los colores? Tú eres café con leche y yo soy negra, pero juntos hacemos una hermosa combinación."

Beto, emocionado, le respondió:

"¡Es verdad, Dulce! Pero a veces siento que soy un poco aburrido porque mi color es tan simple."

"No digas eso, amigo. Cada uno tiene algo especial. La belleza está en nuestras diferencias. ¡Vamos a buscar el arcoíris para verlo juntos!"

Motivados por la idea, decidieron ir a la colina más alta que conocían para ver si podían encontrar un arcoíris. Subieron felices, saltando y jugando en el camino. Cuando llegaron a la cima, se sentaron en la hierba y miraron al cielo.

De repente, una lluvia de colores apareció y un hermoso arcoíris brilló ante ellos.

"¡Mira, Beto! ¡Es increíble! Los colores son tan diferentes pero se unen para formar algo tan bonito."

Beto, mirando maravillado, dijo:

"Es cierto, Dulce. Nunca había pensado en cómo las diferencias pueden ser tan hermosas."

Pero justo cuando estaban disfrutando de la vista, algo extraño ocurrió. Un grupo de perros comenzó a pelear cerca de ellos. Había un perro gris llamado Rocky, que siempre estaba celoso de que Beto y Dulce fueran tan felices juntos.

Rocky, con una voz envidiosa, gritó:

"¿Qué tienen ustedes? ¿Por qué siempre son tan felices?"

Dulce, tratando de calmar la situación, le respondió:

"No estamos haciendo nada malo, Rocky. Solo disfrutamos de nuestra amistad y de ser diferentes. No tienes que estar celoso."

Pero Rocky no entendía. Entonces, Beto decidió intervenir:

"Rocky, ven con nosotros. ¿Te gustaría ver el arcoíris? El cielo nos muestra que las diferencias son valiosas."

Rocky, aunque dudoso, aceptó la invitación y subió a la colina con ellos. Al llegar, el hermoso arcoíris iluminó el cielo.

"¡Es genial!" exclamó Rocky, con una sonrisa en su cara. "Nunca había visto algo así. Es hermoso ver que los colores son tan diferentes y juntos forman algo único."

Dulce sonrió y dijo:

"Exactamente, Rocky. Cada color, como cada uno de nosotros, tiene su propia importancia."

Los tres perros comenzaron a charlar, y a medida que compartían historias y risas, Rocky se dio cuenta de lo poderoso que era unir sus diferencias y celebrar su amistad.

A partir de ese día, Beto, Dulce, y Rocky se hicieron amigos inseparables. Juntos, exploraban el parque y disfrutaban de los días soleados. Beto aprendió que su color era especial en sí mismo, mientras que Dulce le enseñó a Rocky que la amistad no tiene que ver con las diferencias, sino con el cariño que se tiene el uno al otro.

Así, Beto, Dulce y Rocky demostraron que todos pueden ser diferentes pero, al mismo tiempo, ser grandes amigos y disfrutar de la vida juntos. Y cada vez que veían un arcoíris, se recordaban que lo más bello de la vida es la diversidad.

Y así concluyó la aventura de Beto, Dulce y Rocky, quienes descubrieron que la verdadera riqueza se encuentra en las diferencias que nos unen.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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