La Aventura de los Colores Mágicos
Érase una vez un niño llamado Tomi, que vivía en un pequeño pueblo lleno de encanto. Su habitación estaba repleta de frascos de Play-Doh de todos los colores que uno pudiera imaginar. Un día, al despertar, Tomi miró a su alrededor y pensó:
"¡Hoy es un día perfecto para crear!"
Con gran entusiasmo, se sentó en el suelo y comenzó a jugar con los frascos.
"¿Qué pasaría si mezclo azul con amarillo?"
Dijo mientras trataba de recordar lo que había aprendido en la escuela sobre los colores primarios y secundarios.
Al mezclar ambos colores, surgió un hermoso tono verde.
"¡Mirá! ¡Es un color nuevo!"
Exclamó Tomi.
Emocionado, decidió que tenía que llevar este nuevo color a una nueva aventura.
Con su pelota de Play-Doh verde en mano, salió al jardín y, al tocar el suelo, comenzó a brillar intensamente.
De repente, se abrió un portal en medio de su jardín. Tomi, sin pensarlo, entró por él y se encontró en un mundo mágico.
Las plantas, los animales, ¡todo era de colores vibrantes que nunca había visto antes!
Un pequeño pájaro de color púrpura se acercó a él,
"¡Hola! Te he estado esperando, Tomi. Eres el elegido para traer de vuelta la alegría a nuestro mundo. Nos encontramos en el País de los Colores, donde la tristeza ha robado nuestro brillo. ¿Te gustaría ayudarnos?"
Tomi, muy curioso, respondió,
"¿Cómo puedo ayudar?"
El pájaro llevó a Tomi a una cueva llena de colores apagados.
"La tristeza ha tomado nuestros colores. Debemos mezclar los colores de nuevo para devolverles su brillo. Pero necesitamos tu ayuda para crear el color especial del que hablamos en tu mundo: un color que mezcle lo mejor de cada tono. ¿Puedes hacerlo?"
Tomi, emocionado por el desafío, comenzó a recordar todo lo que había aprendido sobre la mezcla de colores.
"¡Sí! ¡Voy a mezclar todos los colores que vea!"
Y así, con la ayuda de diferentes animales y flores que lo guiaban, Tomi fue recolectando colores: el azul del cielo, el amarillo del sol, el rojo de las flores y muchos más.
Mientras mezclaba, cada color que combinaba reintegraba la alegría a los seres del país. Un río de arcoíris empezó a recorrer el paisaje, y cada vez que Tomi agregaba un nuevo tono, el canto de los pájaros sonaba más alegre.
Sin embargo, en medio de su creación, apareció un oscuro nublado que representaba la tristeza.
"¡No dejaré que tengan alegría!"
Exclamó, intentando apagar el brillo naciente.
Pero en ese momento, Tomi recordó una cosa: nunca había estado solo.
"¡Chicos, necesitamos unir fuerzas!"
Gritó, llamando a todos sus nuevos amigos.
Juntos, comenzaron a mezclar los colores usando sus propios poderes para ayudar a Tomi.
"¡Unámonos y hagamos el color más brillante de todos!"
Poco a poco, el color más vibrante comenzó a surgir, y lo lanzaron hacia la nube, quien, al ser tocada por el color, se disipó, dejando entrever el sol brillando en todo su esplendor.
La alegría regresó al País de los Colores, y los habitantes vitoreaban a Tomi.
"¡Has traído de vuelta nuestra felicidad! Gracias, Tomi!"
El niño, emocionado por todo lo que había logrado, sintió una gran satisfacción.
"Solo lo logré porque creí en el poder de la creatividad y la amistad".
Regresó a su casa, aún con su bola de Play-Doh verde, y decidió que nunca dejaría de experimentar y crear con los colores que lo rodeaban.
Y así, la magia de la creatividad vivió en su corazón para siempre.
FIN.