La Aventura de los Derechos y Deberes



En un pueblito llamado Democracia, vivía un grupo de niños curiosos que se llamaban a sí mismos los 'Defensores de la Justicia'. Un día, mientras jugaban en el parque, encontraron un viejo libro cubierto de polvo. Juan, el más aventurero del grupo, se agachó y lo recogió.

"¡Miren lo que encontré!" - exclamó, mostrando el libro con letras doradas que decían 'Constitución Nacional'. Los demás se acercaron, intrigados.

"¿Qué es eso?" - preguntó Ana.

"No sé, pero parece importante" - dijo Lucas, mientras hojeaba las páginas amarillas.

De repente, las letras comenzaron a brillar y, en un parpadeo, los niños se encontraron en un mundo diferente, lleno de personajes que representaban los artículos de la Constitución.

Primero conocieron a Doña Igualdad, una mujer fuerte y amable que les habló sobre los derechos.

"¡Hola, pequeños! Estoy aquí para recordarles que todos tienen los mismos derechos, sin importar su apariencia o su origen" - dijo con una sonrisa.

"¿Derechos?" - preguntó Juan, emocionado.

"Sí, derechos como la educación, la libertad de expresión y el derecho a ser escuchados en decisiones que les afecten" - explicó Doña Igualdad.

Los niños estaban fascinados, pero de repente, un gran rugido interrumpió su conversación. Era Don Deber, un personaje robusto que parecía algo gruñón.

"¡No se olviden de mí! Sin deberes, los derechos no tienen sentido" - dijo, cruzando sus brazos. "Tienen el derecho a educarse, pero eso también significa que tienen el deber de aprender y respetar a los demás".

"Es cierto, Don Deber, pero todos necesitamos un poco de ayuda para recordarlo" - dijo Ana, pensando en cómo podían equilibrar sus derechos y deberes.

Juntos, los niños decidieron ayudar a Don Deber a hacer un gran mural en el parque de Democracia, donde pudieran escribir todos los derechos y deberes que habían aprendido.

Mientras trabajaban, cada niño traía una idea.

"Podemos escribir que todos tienen derecho a jugar y divertirse, pero también, que debemos cuidar nuestro espacio y ser amables entre nosotros" - sugirió Lucas.

"Y no olvidemos el derecho a decir lo que pensamos, pero recordemos que también tenemos el deber de escuchar a los demás" - agregó Ana.

Las ideas iban fluyendo y el mural pronto se llenó de colores y palabras. Pero cuando estaban a punto de terminar, un grupo de niños del barrio llegó y comenzó a desordenar lo que habían hecho.

"¡Detengan eso!" - gritó Juan, pero se dio cuenta que necesitaban una mejor forma de comunicarse.

Entonces, Doña Igualdad y Don Deber intervinieron.

"¿Por qué no hablamos con ellos?" - sugirió Doña Igualdad. "Quizás no saben que lo que están haciendo afecta el trabajo de todos".

Los Defensores de la Justicia se acercaron y explicaron la importancia de los derechos y deberes que habían aprendido.

"Lo que queremos es jugar en un lugar que todos respetemos, donde nuestros derechos y deberes coexistan" - explicó Ana.

Sorprendidos, los otros niños se detuvieron y escucharon. Finalmente, se unieron a ellos y ayudaron a terminar el mural, comprendiendo que también tenían derechos y deberes que debían respetar.

Cuando el mural estuvo terminado, todos celebraron.

"Miren qué hermoso que quedó" - dijo Lucas. "Esto nos recordará siempre nuestros derechos y deberes".

"Sí, y cada vez que juguemos aquí, recordaremos que debemos cuidarlo y a los demás" - agregó Ana.

Con el mural como símbolo de unidad y respeto, los niños de Democracia habían aprendido la importancia de equilibrar sus derechos con sus deberes. Y así, se despidieron de Doña Igualdad y Don Deber, prometiendo llevar sus enseñanzas siempre.

Y, de repente, ¡puff! Los niños estaban de vuelta en el parque. El viejo libro estaba en el suelo, esperando ser abierto otra vez.

"¿Esto fue un sueño?" - preguntó Juan, mirando a sus amigos.

"No, fue una aventura para aprender" - dijo Ana. "Ahora sabemos que nuestros derechos son importantes, pero también lo son nuestros deberes. ¡Sigamos siendo los Defensores de la Justicia!".

Y desde ese día, cada vez que jugaban, hacían recordar a otros niños la importancia de vivir en un lugar donde derechos y deberes son un solo camino hacia la felicidad y la armonía. Y así, el pueblo de Democracia siempre fue un lugar especial, donde chicos y chicas aprendían a ser responsables y a cuidar de todos.

FIN.

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