La Aventura de los Dientes de Jonas



En un tranquilo barrio donde todos conocían a todos, vivía un niño llamado Jonas. Era un niño curioso y alegre, aunque había un pequeño problema: le dolían los dientes. Había escuchado rumores sobre un misterioso mostrador que se encontraba en su cabeza, un lugar donde los niños iban para arreglar sus dientes. Sin embargo, hacía poco tiempo que un grupo de amigos le había contado que al entrar, el sonido que hacían las herramientas era aterrador y se escuchaban los gritos de otros niños.

Una mañana, después de una noche de insomnio por el dolor, Jonas decidió que ya era suficiente. - “¡Tengo que hacerlo! No puedo seguir así.” - se dijo a sí mismo. Entonces, tomando un profundo aliento, se adentró en la extraña puerta que se había formado en su cabeza.

Al cruzar el umbral, se encontró en un lugar lleno de colores y sonidos: un taller brillante y entretenido. - “¿Dónde estoy? ” - se preguntó asombrado. Ante él, un mostrador gigante que parecía hecho de chicles y golosinas lo saludó. Un ser peculiar, con ojos grandes y una enorme sonrisa, se presentó. - “¡Hola, Jonas! Soy el Dr. Chispa, ¡el reparador de dientes! ”

Jonas tembló un poco. - “Pero… he escuchado que aquí es horrible y que los niños gritan.” - dijo, con un hilo de preocupación en su voz.

El Dr. Chispa se rió amistosamente. - “A veces hacemos mucho ruido, pero no es por el dolor, es porque estamos felices de ayudar. ¡Mira! ” - Mencionó mientras sacaba un pequeño tambor y comenzó a tocar una melodía divertida. Pronto, otros niños entraron y comenzaron a bailar, completamente despreocupados.

Jonas observaba cómo, en vez de gritos, lo que reía era la risa y las ocurrencias de aquel mágico lugar. - “¿Es cierto que me van a doler los dientes? ” - preguntó, aún temeroso.

El Dr. Chispa se acercó y le mostró un cepillo enorme y colorido. - “Vamos a hacer un trato, Jonas. Si dejas que te revise los dientes, después recibirás una gran sorpresa.” -

Con un poco de nervios, Jonas decidió confiar en el extraño ser. A medida que el Dr. Chispa trabajaba, Jonas se dio cuenta de que no dolía tanto como pensaba; en cambio, era un cosquilleo divertido. Además, mientras trabajaba, el Dr. Chispa le contaba historias de otros niños que también habían pasado por allí y cómo siempre terminaban con una gran sonrisa.

Cuando terminó, el Dr. Chispa le entregó algo especial. - “¡Aquí tienes, Jonas, tu paleta de regalo! ” - Era una paleta gigante, de colores brillantes, más grande que su propia cabeza.

- “¡Guau, esto es increíble! ” - exclamó Jonas con asombro.

Con su nueva paleta en mano, Jonas se dio cuenta de que había enfrentado su miedo y que había encontrado un lugar donde todos estaban felices a pesar de sus temores iniciales. Luego, se despidió del Dr. Chispa, sintiéndose aliviado y emocionado, y salió de su cabeza con una gran sonrisa brillante.

Los días siguientes, Jonas se dedicó a compartir su aventura con sus amigos. - “No hay que tener miedo de las cosas nuevas. A veces, lo que parece aterrador puede convertirse en algo divertido y emocionante.” - Les decía mientras mostraba orgulloso su paleta.

Desde entonces, Jonas no solo aprendió a cuidar sus dientes, sino que también entendió que enfrentar el miedo a lo desconocido puede llevar a experiencias maravillosas. Y cada vez que veía una paleta colorida, recordaba su aventura y la importancia de una sonrisa saludable. ¡Así que nunca olviden, pequeños amigos, que lo desconocido puede ser el camino hacia algo increíble!

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!