La Aventura de los Guardianes del Río



En un pequeño pueblo rodeado por un hermoso río, vivían dos amigos inseparables: Tomás, un valiente niño curioso, y Clara, su hermana, que siempre tenía buenas ideas. Un día, mientras paseaban por la orilla del río, se dieron cuenta de que algo extraño estaba ocurriendo.

"Mirá, Clara, ¡hay un montón de basura en el agua!" -exclamó Tomás, apuntando con el dedo.

"Sí, y también hay un caño que parece estar sucio. No debería haber tanta contaminación aquí" -dijo Clara, preocupada.

Los dos amigos decidieron investigar. Se acercaron al caño y, de cerca, vieron que estaba lleno de restos de plástico, papeles arrugados y botellas vacías.

"Esto no puede seguir así, ¡tenemos que hacer algo!" -dijo Tomás con determinación.

"Sí, pero ¿qué podemos hacer?" -preguntó Clara, mordiéndose el labio.

Entonces, Clara tuvo una brillante idea.

"Podemos convertirnos en los guardianes del río. ¡Reunamos a nuestros amigos y hagamos una limpieza!"

"¡Genial! Pero no solo eso, ¡también podemos enseñar a los demás a cuidar el río!" -respondió Tomás, emocionado.

Esa misma tarde, Tomás y Clara se reunieron con su grupo de amigos en el parque.

"¡Chicos, tenemos una misión!" -anunció Clara.

"¿Qué tipo de misión?" -preguntó Lucas, un amigo que amaba las aventuras.

"Vamos a limpiar el río y a cuidar nuestro hogar. ¡Necesitamos que todos se sumen!"

"¡Yo voy!" -exclamó Sofía, con una sonrisa.

Todos los amigos se pusieron a trabajar. Llenaron bolsas de residuos mientras aprendían sobre la importancia de mantener el agua limpia y de reciclar.

"Esto es muy divertido, pero también es un gran problema. ¿Por qué la gente tira su basura aquí?" -preguntó Marco, mientras levantaba una botella del agua.

"No sé, pero debemos enseñarle a todos que el río es nuestro amigo y que debemos cuidar de él" -contestó Clara.

"Y así protegeremos no solo el agua, sino también a los peces y las plantas que viven aquí" -agregó Tomás.

Finalmente, tras horas de trabajo, lograron limpiar una gran parte del río.

"¡Miren lo que hicimos! El río ahora se ve hermoso" -dijo Sofía, mientras todos aplaudían.

"Sí, pero esto solo es el comienzo. Debemos seguir cuidando de nuestro río todos los días" -dijo Clara, mirando a sus amigos.

Decidieron hacer un cartel para recordar a todos en el pueblo que debían cuidar el río.

"Vamos a escribir: 'El río es vida, cuidémoslo siempre'" -sugirió Tomás.

Al día siguiente, con la ayuda de los adultos del pueblo, colgaron el cartel en la entrada del parque, donde todos lo pudieran ver.

"¡Ahora todos sabrán lo importante que es proteger nuestro río!" -dijo Marco, sonriendo.

"Y nosotros seremos los guardianes del río" -agregó Clara con orgullo.

Desde aquel día, Tomás, Clara y sus amigos se dedicaron a cuidar de su río y a enseñar a todos los que podían, porque sabían que el agua es un recurso esencial y que cuidar de ella era una gran aventura.

Así, el pueblo se llenó de vida, colores y risas, donde el río brillaba más que nunca, gracias a los pequeños guardianes que decidieron hacer la diferencia.

FIN.

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