La Aventura de los III Reyes



Había una vez, en un reino lejano, tres reyes que vivían en un gran castillo. Estos reyes eran conocidos por su valentía y sabiduría. Sus nombres eran Rey I, Rey II y Rey III.

Un día, mientras los reyes disfrutaban de un banquete, un viejo sabio llegó al castillo. Estaba cansado y su cara estaba llena de arrugas, pero los ojos brillaban con inteligencia.

"Reyes, vengo a advertirles sobre un problema en su reino" - dijo el sabio.

Intrigados, los reyes le pidieron que les contara más.

"He visto que en el bosque, un dragón ha despertado de su largo sueño y está causando estragos. Sus llamas amenazan las aldeas" - explicó el sabio.

Los reyes, preocupados por sus súbditos, se miraron entre sí. Rey I, conocido por su valentía, fue el primero en hablar.

"Debemos enfrentar al dragón y proteger a nuestra gente".

"Es cierto, pero no será fácil. Necesitamos un plan" - añadió Rey II, quien siempre buscaba soluciones con astucia.

Rey III, el más sabio de los tres, les propuso un enfoque diferente.

"Quizás en lugar de pelear, podríamos intentar hablar con el dragón. Tal vez su enojo se deba a que tiene miedo o se siente solo".

Los otros reyes miraron a Rey III con curiosidad. Finalmente, decidieron que conversar con el dragón era una buena idea. Juntos, se prepararon para el viaje al bosque.

Al llegar al lugar donde el dragón solía aparecer, encontraron su cueva. Era inmensa, y se escuchaban rugidos temibles desde dentro. Los reyes, armados con su valentía y su deseo de hacer lo correcto, se acercaron y llamaron al dragón.

"¡Oh, poderoso dragón! Venimos en paz. Queremos hablar contigo" - gritó Rey I, con voz valiente.

El dragón, que estaba muy molesto y solo, salió de su cueva lleno de llamas.

"¿Qué quieren, reyes? ¡No tengo tiempo para ustedes!" - rugió el dragón.

Rey II, tratando de calmar la situación, respondió:

"Estamos aquí porque nos preocupa el bienestar de nuestro reino y la gente que vive en él. Hemos oído que estás enojado. ¿Qué es lo que te molesta?"

El dragón, viendo la sinceridad en el corazón de los reyes, comenzó a hablar.

"Hace mucho tiempo, perdí a mis amigos y desde entonces me siento solo y triste. Nunca quise dañar a nadie, solo quiero compañía".

Los reyes se miraron entre sí, entendiendo que el dragón no era un enemigo, sino un ser solitario.

"¡Podemos ser tus amigos!" - dijo Rey III, lleno de empatía. "Podemos organizar fiestas y celebraciones donde vengan los aldeanos a conocerte. No necesitas estar solo".

El dragón, sorprendido, dejó de rugir.

"¿De verdad lo harían?" - preguntó tímidamente.

"Sí, sí lo haríamos. Pero también necesitamos que no asustes a nuestras aldeas" - dijo Rey I, siempre inclinado a la valentía.

Con una sonrisa, el dragón asintió.

"Prometo no hacer más daño y estaré encantado de conocer a más personas".

Así, los reyes y el dragón regresaron al castillo, donde comenzaron a planear una gran fiesta. Prepararon un enorme banquete y le enviaron invitaciones a todos los aldeanos. Cuando llegó el día de la celebración, todos estaban nerviosos. Pero, al ver al dragón amistoso, su miedo se desvaneció.

El dragón, lleno de alegría, compartió historias con los niños, voló sobre el cabello de las mujeres, y danzó entre los hombres. Todos rieron y disfrutaron de la compañía del dragón. Desde ese día, el dragón encontró amigos en el reino, y los reyes demostraron que la valentía no siempre significa pelear; a veces, la mejor solución es entender y ayudar a los demás.

Con el tiempo, el dragón se convirtió en el protector del reino. Juntos, los reyes y el dragón vivieron muchas aventuras, aprendiendo sobre la amistad, la resolución de problemas y la importancia de la comprensión.

Y así, los tres reyes y su nuevo amigo vivieron felices, siempre listos para enfrentar cualquier desafío juntos.

FIN.

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