La Aventura de los Pérez en el País de las Nubes



Era una mañana soleada cuando la familia Pérez decidió emprender un viaje a un lugar desconocido. Papá, mamá, y sus dos hijos, Julián y Valentina, habían escuchado hablar de un lugar mágico llamado el País de las Nubes. Aunque nadie sabía con certeza dónde quedaba, la curiosidad los llevó a seguir un mapa antiguo que habían encontrado en el ático de su casa.

"¿Estás seguro de que deberíamos seguir este mapa, papá?" - preguntó Julián, un poco dudoso.

"¡Claro! Es un mapa antiguo, debe llevarnos a un lugar fascinante. Además, vamos a tener una gran aventura juntos" - respondió su papá con una sonrisa.

"¡Yo quiero encontrar tesoros!" - exclamó Valentina, saltando de emoción.

Con el mapa en mano y el espíritu aventurero desbordante, la familia se subió a su auto y comenzó su viaje. Después de varias horas de manejar, llegaron a un bosque denso lleno de árboles inmensos.

"Miren, el mapa dice que tenemos que entrar por aquí" - indicó mamá, señalando un sendero cubierto de hojas.

El sendero comenzaba a tornarse estrecho y oscuro, pero la familia se animó y decidió continuar. De repente, escucharon un ruido extraño.

"¿Qué fue eso?" - preguntó Valentina, aferrándose a la mano de su hermano.

"No te preocupes, debe ser un animalito" - dijo papá tratando de tranquilizarlos.

Al seguir adentrándose en el bosque, se encontraron con un gran gato de enormes ojos verdes que los observaba desde una roca.

"Hola, viajeros. ¿Buscan el País de las Nubes?" - dijo el gato con una voz suave.

"¿Tú sabes cómo llegar?" - preguntó mamá, sorprendida.

"Sí, pero hay que resolver un acertijo antes. Solo los valientes y los inteligentes pueden continuar su camino" - explicó el gato.

"Estamos listos para el desafío" - afirmó Julián con determinación.

El gato les hizo la siguiente pregunta:

"Soy ligero como una pluma, pero tan frágil como el cristal. Algunos me sostienen, otros me dejan caer. ¿Qué soy?"

La familia se quedó pensando. Después de un rato, Valentina sonrió y dijo:

"¡Es el aire!"

"¡Correcto!" - dijo el gato, ahora muy emocionado. "Pueden continuar su aventura. Sigan el sendero hasta llegar al río de colores."

La familia se despidió del gato y siguió su camino, llenos de energía. Al poco tiempo, llegaron a un hermoso río que fluía con aguas de colores brillantes.

"¡Es increíble!" - exclamó Julián, mirando asombrado.

"¿Cómo es posible que tenga tantos colores?" - preguntó Valentina, llena de curiosidad.

"Ese es un secreto del País de las Nubes. Las aguas se tiñen con la alegría de quienes vienen a visitarlo. Pero deben recordar que deben compartir su felicidad para que nunca se apague el color" -les dijo una mariposa que voló alrededor de ellos.

La familia decidió hacer un picnic a la orilla del río, compartir historias y risas. Al mantenerse unidos y disfrutar ese momento, el río empezó a brillar aún más.

"Miren, ¡el agua se volvió más brillante!" - gritó mamá, maravillada.

Después de comer, continuaron su camino y encontraron un puente que los llevaba a una montaña llena de nubes. La familia ascendió emocionada y al llegar a la cima, se encontraron con un espectáculo mágico: enormes nubes que parecían castillos flotantes.

Una nube se acercó a ellos y habló:

"Bienvenidos al País de las Nubes. Aquí todos los sueños son posibles, siempre y cuando compartan su amor y alegría con los demás."

"¿Cómo podemos quedarnos aquí para siempre?" - preguntó Valentina, con los ojos brillantes.

"No se trata de quedarse, se trata de llevar con ustedes la magia del país. Recuerden siempre la importancia de compartir, y así llevarán un pedacito de este lugar a donde vayan" - respondió la nube.

Con el corazón lleno de alegría, la familia decidió regresar a casa, llevando consigo esas enseñanzas. Cuando volvieron al bosque y encontraron el camino de regreso a su hogar, sabían que nunca olvidarían su aventura.

"¿Y si hacemos una fiesta y compartimos nuestra aventura con nuestros amigos?" - sugirió Julián mientras los cuatro se subían al auto.

"¡Sí! Y podríamos contarles sobre el río de colores y la nube que habló con nosotros" - agregó Valentina.

Así fue como la familia Pérez regresó a casa, entusiasmados por compartir su experiencia y por siempre recordar que la verdadera magia está en compartir momentos felices con aquellos que amamos.

FIN.

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