La Aventura de los Sueños Cubanos
Érase una vez, en la hermosa isla de Cuba en la década de 1950, donde las palmeras se mecen con el viento y el sol brilla intensamente. Sin embargo, no todo era alegría en esta tierra, porque la gente sufría bajo un gobierno que solo parecía preocuparse por los ricos y poderosos. Pero en medio de esos tiempos difíciles, había un grupo de amigos valientes que estaban decididos a cambiar las cosas.
Fidel, un joven apasionado por la justicia, reunió a sus amigos en su pequeña casa de madera. "¡Amigos! ¡No podemos quedarnos de brazos cruzados mirando cómo otros disfrutan de lo que debería ser nuestro!" - dijo con fervor. Santos, un carpintero talentoso, contestó: "¿Pero qué podemos hacer, Fidel? Somos solo unos pocos y ellos tienen todo el poder." -
"Lo que tenemos es algo más poderoso que el dinero. ¡Tenemos nuestros sueños y nuestra valentía!" - exclamó Ana, una joven soñadora.
Los amigos decidieron que querían ayudar a su comunidad, así que comenzaron a visitar a las familias en su barrio. Una tarde, se encontraron con la señora Pilar, una anciana que siempre estaba sentada en su porche.
"¡Hola, señora Pilar! ¿En qué podemos ayudarla?" - le preguntó Ana con una sonrisa.
"Oh, mis queridos niños, mi techo gotea y no tengo dinero para repararlo" - respondió la señora Pilar con tristeza.
Fidel miró a sus amigos y dijo: "¡Podemos arreglarlo! Santos, ¿puedes traernos algunas herramientas?" -
"¡Por supuesto!" - contestó Santos con entusiasmo. Así fue como, con sus propias manos, el grupo de amigos se puso a trabajar. Después de horas de esfuerzo, lograron reparar el techo y la señora Pilar sonrió llena de gratitud.
"Gracias, muchachos. Son como un rayo de sol en este día gris" - dijo ella.
A medida que pasaban los días, los amigos comenzaron a unir a más personas en su misión. Garganta, un hombre fuerte y sabio del barrio, les dijo: "Lo que están haciendo es admirable, pero necesitarán un plan más grande. Debemos unir fuerzas para ayudar a todos los que lo necesitan." -
Fue así que idearon un gran proyecto para construir una pequeña escuela que pudiera servir como refugio para niños y adultos, un lugar donde aprender y soñar. Sin embargo, los poderosos del barrio no estaban contentos con la idea y decidieron tratar de detenerlos.
Una noche, estando todos juntos en la casa de Fidel, escucharon golpes en la puerta. "¿Quién será a esta hora?" - preguntó Ana, asustada. Al abrir, se encontraron con unos hombres de mirada seria. "Estamos advertidos de que detengan su proyecto. No tienen permiso y no queremos problemas aquí" - afirmaron.
Fidel, sin inmutarse, respondió: "No queremos problemas, queremos educación y esperanza para nuestra gente. Adelante, piensen lo que quieran, nosotros seguiremos soñando y luchando por un futuro mejor." -
Los hombres se retiraron, pero el grupo de amigos sabía que tenían que ser más astutos. Se dispusieron a preparar una reunión con toda la comunidad, invitando a todos, incluidos aquellos que se habían dejado llevar por los poderosos. El día de la reunión, el lugar estaba lleno de gente.
"Queridos amigos, estamos aquí para construir algo hermoso. Esto no es solo un proyecto, es nuestra oportunidad para construir un futuro donde todos tengan voz y esperanza" - explicó Fidel.
Ana, muy emocionada, levantó la mano y dijo: "¡Todos juntos podemos lograrlo! No somos solo un grupo de amigos, somos una comunidad!" - Y así, inspirados por la pasión de los jóvenes, los adultos comenzaron a compartir sus historias, su dolor y sus deseos.
Pronto, todos se unieron en su lucha. Se organizaron y comenzaron a recolectar materiales y donaciones. En cuestión de semanas, la escuela soñada comenzó a tomar forma. Los hombres que habían amenazado se dieron cuenta de lo que estaban haciendo, y su corazón se suavizó.
Finalmente, un día, cuando terminó la construcción, celebraron con una gran fiesta. La señora Pilar, emocionada, tomó un micrófono y gritó: "¡Esta escuela será un hogar para nuestros sueños, un lugar donde todos somos iguales!" - Y todos estallaron en aplausos.
Fidel, Santos y Ana se miraron con alegría. "Este es solo el comienzo, amigos. Juntos, cambiamos el rumbo de nuestra pequeña isla" - dijo Fidel, mientras sonreían al futuro que habían construido juntos. Y así, a través de su ejemplo de solidaridad y valentía, aprendieron que los sueños se hacen realidad cuando se luchan juntos.
FIN.