La Aventura de los Tres Reyes Magos
Había una vez, en un reino no tan lejano, tres reyes magos que se preparaban para la mágica noche de Navidad. Melchor, el rey más grande y sabio, significaba la experiencia; Gaspar, el rey de la sabiduría, representaba el conocimiento; y Baltasar, el rey más joven, llenaba la noche de alegría y diversión. Juntos formaban un equipo perfecto para llevar felicidad a los niños del mundo.
Una tarde, mientras discutían sus planes, Melchor los miró y dijo:
"Este año creo que debemos hacer algo especial. Los niños han estado comportándose muy bien, merecen una gran sorpresa."
Gaspar, con su mirada sabia, asintió y agregó:
"Estoy de acuerdo. Podríamos llevarles libros que les enseñen cosas nuevas, historias que los hagan soñar y aprender."
Baltasar, siempre entusiasta y lleno de energía, exclamó:
"¡Y yo puedo traer juegos y diversión! Podemos organizar una gran fiesta en la plaza después de entregar los regalos. ¡A los niños les encantará!"
Los tres reyes magos se pusieron a trabajar. Melchor se dedicó a reunir ropa nueva y abrigada para los niños que más lo necesitaban. Mientras tanto, Gaspar buscó los libros más fascinantes de su biblioteca,
"Miren lo que encontré. ¡Cuentos de aventuras, historias de animales y también libros de ciencia! Cada niño debería tener uno."
- Baltasar lo miró emocionado y dijo:
- “¡Eso es genial! ¡Las historias les pueden llevar a mundos mágicos! Pero también creo que necesitamos pensar en algo fuera de lo común.”
Antes de que se dieran cuenta, el día de Navidad ya estaba cerca. Sin embargo, una gran tormenta comenzó a formarse, y los vientos alejan a los tres reyes de su camino.
- “¡Oh no! ¿Qué haremos ahora? Si seguimos así no llegaremos a tiempo para entregar los regalos,” se lamentó Melchor.
- “Tal vez podamos pedir ayuda a los animales del bosque,” sugirió Gaspar, recordando cómo los animales siempre sabían encontrar el camino en situaciones difíciles.
- Baltasar sonrió y gritó:
- “¡Vamos, seamos amigos con ellos! ¡Siempre tienen ideas geniales! ”
Así que decidieron buscar ayuda. Mientras avanzaban, encontraron a un grupo de ciervos.
- “¡Hola, amigos! Necesitamos llegar a la ciudad antes de Navidad pero la tormenta nos ha impedido avanzar,” dijo Melchor con preocupación.
- “Nosotros podemos ayudar,” respondió el ciervo líder, “Debemos formar un tren de ciervos y llevarlos.”
Los reyes magos subieron a los ciervos y juntos atravesaron la tormenta. A medida que avanzaban, los reyes notaban que los niños estaban en casa, escuchando los vientos y sintiéndose un poco tristes.
- “¿Qué podemos hacer para alegrarles? ” preguntó Baltasar.
- “¡Podemos hacer una canción! ” dijo Gaspar, “Así los niños pueden cantarla mientras esperan los regalos.”
- Baltasar, siempre lleno de energía, comenzó a cantar con su voz resonante:
- “Bajo el cielo estrellado, trae alegría el rey, Melchor trae abrigo, Gaspar trae conocimiento y yo... diversión sin fin! ”
Los ciervos se unieron al canto, y pronto, la melodía se extendió por todo el bosque. Los niños, al escuchar la hermosa canción, comenzaron a salir de sus casas y se unieron a la fiesta que se estaba formando. Con el canto, el espíritu navideño regresó y la tormenta comenzó a calmarse.
Finalmente, los reyes llegaron a la ciudad. Melchor entregó abrigos cálidos y calzados, Gaspar regaló libros llenos de aventuras, mientras que Baltasar armó un escenario improvisado con juegos para que los niños se divirtieran. En un abrir y cerrar de ojos, la plaza se llenó de risas y alegría.
- “¡Gracias, Reyes Magos! ” gritaron los niños al unísono.
Esa noche, la plaza resonó con música, risas y cuentos bajo un cielo estrellado. Los reyes magos se miraron con satisfacción, ya que habían aprendido que lo más importante es compartir y trabajar juntos.
- “¡Qué mágico fue ayudarnos mutuamente! ” dijo Melchor.
- “Y lo mejor de todo es que aprendimos a cantar juntos,” añadió Gaspar.
Baltasar, siempre el último en hablar, simplemente sonrió y dijo:
- “¡Y a bailar! ”
Así, la noche de Navidad no solo fue un éxito, sino que se convirtió en un recuerdo inolvidable para todos; una noche en que el amor, la sabiduría y la diversión se unieron para crear la verdadera magia de la Navidad. Y así, los tres reyes magos siguieron viajando por el mundo, llevando no solo regalos, sino también alegría y esperanza, enseñando a todos que cuando trabajamos juntos por un bien mayor, la magia siempre está a nuestro alcance.
FIN.