La Aventura de los Valientes
En una ciudad que solía ser brillante y llena de vida, una gran inundación la cubrió por completo. Las casas se sumergieron, los árboles se transformaron en arrecifes y las calles se convirtieron en canales. Pero a pesar de la adversidad, la ciudad encontró una forma de adaptarse; ¡la vida ahora era de una manera completamente nueva!
Los habitantes de la ciudad nadaban por las calles inundadas, mientras que los niños aprendían a moverse en su nueva realidad, utilizando trajes de buceo y aletas. Todo era un gran juego acuático, lleno de risas y aventuras.
Un día, un grupo de amigos nadadores, Sofía, Leo y Tati, decidieron explorar los rincones de su ciudad bajo el agua. "¡Vamos a buscar la fuente mágica que dicen que da deseos!"- propuso Sofía, con sus ojos brillantes de emoción. "¿De verdad existe?"- preguntó Leo, un poco escéptico. Tati, siempre aventurera, exclamó: "¡Claro que sí! Además, si encontramos la fuente, podemos pedir que regrese la tierra seca y recuperar nuestras casas."
Siguieron nadando, deslizando sus aletas entre los coloridos corales que habían crecido donde antes había sido un parque. "Miren, ahí hay un pez con una cola brillante. Tal vez él sepa dónde está la fuente"- dijo Tati, señalando un pez multicolor que pasaba cerca.
Los tres se acercaron al pez. "Hola, amigo pez, ¿sabes dónde está la fuente mágica de deseos?"- preguntó Sofía.
El pez, con una sonrisa en su rostro, respondió: "¡Claro! Pero para llegar a ella, primero deben resolver un acertijo. ¿Están listos?"
"¡Sí!"- gritaron, emocionados.
"Aquí va: Siempre en el agua, nunca mojado. ¿Qué soy?"- dijo el pez, moviendo su cola con gracia.
Los amigos se quedaron pensando. "Algo que siempre está en el agua, pero no puede mojarse..."- reflexionó Leo. "¡Una sombra!"- exclamó Tati.
"Incorrecto, sigue intentando"- dijo el pez, nadando de un lado al otro.
"¡Ya sé!"- gritó Sofía. "¡Es el reflejo!"-
El pez asintió, satisfecho. "Correcto. Ahora pueden seguir nadando hacia el fondo, allí lo encontrarán."
Los amigos continuaron su travesía, llenos de energía. Sin embargo, pronto llegaron a un gran túnel oscuro. "¿Entramos?"- preguntó Leo, un poco nervioso. "No hay vuelta atrás, ¡vamos!"- animó Tati, mientras Sofía era la primera en deslizarse dentro del túnel.
Al salir, se encontraron en un hermoso jardín submarino lleno de luces brillantes. Un lugar mágico lleno de flores que iluminaban el agua. En el centro, había una fuente que chisporroteaba con burbujas doradas.
"¡Lo logramos!", exclamó Sofía emocionada."Ahora podemos pedir nuestro deseo"- dijo Tati, mientras se acercaban.
Levantaron las manos y gritaron al unísono: "¡Queremos que nuestra ciudad vuelva a ser como era antes, hermosa y seca!"-
Pero en ese momento, un pez anciano apareció y dijo: "¿Están seguros de eso? Recuerden que la ciudad bajo el agua también tiene su magia y aventuras. Sus vidas han cambiado, pero eso no significa que sea malo"-
Sofía miró a sus amigos y se dio cuenta de que, aunque extrañaban la antigua ciudad, también habían encontrado nuevos amigos entre los habitantes del mar y aprendido a adaptarse. "Creo que, en lugar de desear que todo vuelva a ser como antes, deberíamos hacer de este lugar uno más hermoso"- propuso.
Leo y Tati se miraron y asintieron. "¡Eso es!"- dijo Leo. "Podemos hacer que este lugar sea un hogar y cuidar de él"- agregó Tati.
"Entonces, su deseo es, crear un hermoso hogar bajo el agua"- brujo el pez.
Al instante, la fuente brilló intensamente, y el jardín submarino se llenó de árboles de colores, peces danzantes y nuevas plantas que comenzaban a florecer.
Desde ese día, Sofía, Leo y Tati no sólo se convirtieron en exploradores de su ciudad bajo el agua, sino también en sus guardianes. Convocaron a sus amigos de la superficie para visitar, contándoles cuentos sobre sus nuevas aventuras e invitándolos a disfrutar de la belleza de su hogar.
Así, la ciudad se convirtió en un lugar donde todos aprendieron a cuidar, respetar y amar la belleza del agua, dándole la oportunidad de florecer, mientras la amistad y la alegría también llenaban sus corazones.
"¡Abajo el agua también podemos ser felices!"- gritó Sofía, mientras todos reían y celebraban su nueva vida.
Y así, en una ciudad que había sido arrasada por la inundación, la vida floreció de una manera inesperada y maravillosa. Cada día era una nueva aventura, aprendiendo de la naturaleza y de sí mismos, todo bajo la luz del agua.
FIN.