La Aventura de Lucas e Inés



Era un día soleado en Lima, y Lucas e Inés estaban emocionados porque era día de clases en la I.E. John F Kennedy. Pero esa mañana, el director de la escuela, el señor Vargas, decidió hacer un anuncio importante.

- Niños, tengo que contarles algo. Debido a un paro de transporte por inseguridad, no podremos tener clases presenciales hoy - dijo el director con un tono serio.

Lucas miró preocupado a Inés.

- ¿Clases remotas? ¿Significa que tendremos que quedarnos en casa? - preguntó Lucas, rascándose la cabeza.

- Sí, así es - respondió el director. - Pero no se preocupen, será una gran oportunidad para aprender desde casa, ¡y hasta podemos hacer algo divertido!

- ¡Eso suena genial! - exclamó Inés, llena de energía. - Podemos hacer un picnic en casa mientras aprendemos.

- ¡Sí! - agregó Lucas mientras saltaba de emoción. - Podemos hacer una videollamada con nuestros amigos de la escuela. ¡Así no nos sentiremos solos!

El día transcurrió y Lucas e Inés se prepararon para su clase remota. Colocaron una manta en el piso de la sala, trajeron bocadillos y un montón de colores y hojas. Inclusive se pusieron unos gorros divertidos que habían hecho en clase.

Cuando llegó la hora de la videollamada, se conectaron con sus compañeros y la maestra, la señora González.

- ¡Hola, chicos! - saludó la profesora con una gran sonrisa. - Estoy muy feliz de verlos a todos, aunque sea a través de la pantalla.

Todos los niños saludaron entusiasmados.

- Hoy vamos a aprender sobre la importancia de la amistad y la solidaridad - continuó la maestra.

Inés, levantando la mano, preguntó:

- ¿Y cómo podemos ser solidarios desde casa?

- Muy buena pregunta, Inés - respondió la señora González. - Podemos ayudar a nuestros familias, hacer buenas acciones y, por supuesto, estar siempre ahí unos para otros, aunque sea a través de una pantalla.

Lucas, pensando en lo que podía hacer, se acordó de su vecino don Ricardo, que vivía solo.

- Yo puedo llamarlo y preguntarle si necesita algo - dijo Lucas.

- ¡Eso es ser solidario! - dijo la profesora, sonriendo.

El resto de la clase intercambió ideas sobre cómo ayudar a otros. Durante la clase, algunos niños contaron que habían hecho cartas para sus abuelos o que habían ayudado a sus padres a cocinar.

- ¡Qué lindo! - dijo Inés. - En casa también podemos hacer un gran mural con todos los dibujos que hagamos juntos. Así creamos algo hermoso y llenamos de colores nuestra casa.

Cuando terminó la clase, Lucas e Inés decidieron hacer el mural. Con colores, papel, y un poco de música, comenzaron a crear un verdadero espectáculo de arte.

Lucas dijo:

- ¡Mirá Inés! Este es mi dibujo de un superhéroe que ayuda a las personas. Lo llamé “El Cuidador de Lima”.

Inés, mientras pintaba a su turno, respondió:

- Yo dibujo un árbol grande con muchas manos. Cada mano es para representar a un amigo al que puedo ayudar.

Juntos, compartían risas y alegrías mientras trabajaban en su proyecto.

Su mamá entró a la sala con una bandeja llena de galletas.

- ¡Qué lindo están trabajando! - comentó.

- ¡Gracias, mamá! - dijeron juntos.

Finalmente, terminaron su mural. Tenía un gran corazón en el centro, rodeado de dibujos de sus amigos y de todas las cosas que harían juntos cuando todo volviera a la normalidad.

- Me siento muy feliz, Lucas - dijo Inés. - A pesar de que no estamos en la escuela, encontramos la manera de aprender y divertirnos.

- Así es, Inés - dijo Lucas riendo. - Y además, ayudamos a otros. Esto no es un día aburrido, ¡es una gran aventura desde casa!

Aquel día, Lucas e Inés no solo aprendieron sobre la amistad y la solidaridad, sino que descubrieron que incluso en situaciones difíciles, hay maneras de ser creativos y ayudar a los demás. La clase remota se convirtió en un día inolvidable lleno de colores, risas y un mural que siempre los recordaría lo que significa ser buenos amigos y ayudar al prójimo.

FIN.

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