La aventura de Lucas y el árbol de la esperanza



En un pequeño pueblo, donde Messi era el ídolo de todos los niños, vivía un chico llamado Lucas. Cada tarde, después de clase, Lucas se iba al parque a jugar fútbol y a soñar con ser un gran jugador.

Un día, mientras pateaba una pelota, escuchó una voz que decía: "Hola, Lucas". Mirando a su alrededor, vio a un fantástico gato negro sentado sobre la rama de un antiguo pino.

"Soy Silvón, el guardián del árbol de la esperanza". "¿Qué es eso?" preguntó Lucas. "Es un lugar donde todos pueden venir a creer en sus sueños". Silvón le explicó que el árbol podía hacer realidad los deseos sinceros si uno demostraba coraje y bondad.

Lucas sonrió, pensando en el futbol y en un partido en Portugal. "Mi deseo es ser tan bueno como Messi". Silvón asintió, pero le advirtió: "Debes aprender sobre la paz y la amistad primero".

Decidido a demostrar su espíritu, Lucas organizó un partido de fútbol en su barrio, invitando a todos, incluso al niño que siempre lo molestaba. "Adiós, escoba, no necesito limpiar más rencores". Los chicos jugaron y se divirtieron, y Lucas se sintió lleno de esperanza.

Cuando llegó la noche, se acercó al árbol y, con voz firme, pidió su deseo. De repente, una esfera de dragón apareció, iluminando todo el parque.

Lucas comprendió que el fútbol no solo era ganar, sino también unir a las personas. Desde entonces, jugó para compartir alegría, dejando de lado la maldad y fomentando la amistad. Y aunque a veces se recordaba de Messi, lo que realmente le importaba era el espíritu de equipo que había encontrado en sus amigos.

El árbol lo miraba, satisfecho, mientras Lucas continuaba soñando.

FIN.

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