La aventura de Lucas y las puertas mágicas



Era una mañana como cualquier otra en la escuela de Lucas. Se despertó con ganas de comer algo delicioso en la cafetería. Se vistió rápido y, apenas llegó al ascensor, presionó el botón de la planta baja. Pero, en lugar de eso, el ascensor lo llevó a un lugar extraño.

Lucas miró a su alrededor y no pudo creer lo que estaba viendo. Estaba en un mundo lleno de puertas de diferentes colores y tamaños. "¿Dónde estoy?"- se preguntó, mirando las puertas con curiosidad.

Decidió explorar. Se acercó a la puerta más cercana, que era roja. "¿Qué pasará si la abro?"- murmuró. La abrió, pero no había nada, solo oscuridad. Sabía que no debía asustarse, pero una pequeña sombra se deslizó por el suelo y se escurrió hacia él.

"¡Ay!"- gritó Lucas, retrocediendo. "¿Quién eres tú?"-

De repente, la sombra salió de las sombras. Era un pequeño ser azul, que se llamaba Zippy. "No te asustes, sólo soy un guía. Este lugar está lleno de aventuras, pero hay que tener cuidado con algunas puertas"- explicó Zippy emocionado.

Lucas se sintió aliviado. "¿Qué tipo de aventuras?"- preguntó intrigado.

"Hay puertas que te llevan a lugares divertidos, pero otras pueden ser un poco traviesas"- dijo Zippy, guiándolo hacia una puerta que brillaba suavemente.

El niño decidió seguir a Zippy hacia la puerta brillante. "¿Dónde nos llevará esta puerta?"- preguntó. Cuando la abrieron, apareció una maravillosa selva llena de criaturas de colores. Justo en ese momento un grupo de simpáticos monos se acercó a ellos.

"¡Hola! ¡Bienvenidos!"- gritaron los monos al unísono. "¡Ven a jugar con nosotros!"-

Lucas sonrió y pasó un rato divertido saltando entre árboles y jugando con los monos, pero pronto se dio cuenta de que había pasado demasiado tiempo. "Debo volver a casa"- dijo con un suspiro.

"¿Cómo?"- preguntó Zippy, confundido. "No recuerdo por dónde vine"-

Lucas miró a su alrededor pero no vio la puerta por la que habían entrado. De repente, se acordó de la grieta que había visto en la puerta 39, por la que nunca había pasado. "¡Zippy! Creo que tengo una idea. Vamos a buscar la puerta 39"-

Ambos corrieron hacia la puerta 39, pero al llegar, descubrieron que estaba bloqueada por una especie de sombra oscura que los miraba fijamente. "¡No podemos pasar!"- dijo Lucas, asustado.

"No te preocupes, hay que ser valiente"- decía Zippy. "Hay que hacer algo creativo para poder atravesarla"-

"¿Creativo? ¿Cómo?"- preguntó Lucas, ansioso.

"Con palabras mágicas, ¡escribe lo que sientes en tu corazón!"- respondió Zippy, moviendo sus pequeños brazos emocionado.

Lucas cerró sus ojos y pensó: "Quiero regresar a casa, y todo lo que tengo que hacer es ser valiente"-. Abrió los ojos y, con todas sus fuerzas, gritó: "¡Libertad!"-

La sombra comenzó a temblar y, de repente, se convirtió en destellos de luces. La puerta 39 se abrió con un chirrido extraño. Lucas y Zippy se miraron y, sin dudarlo, cruzaron la puerta, regresando al mundo que conocían.

Al abrir los ojos, Lucas se encontró de nuevo frente al ascensor de su escuela. Se sintió feliz y atrapado en una nube de aventura. Seguro que Zippy lo había ayudado a entender algo muy importante: a veces, la valentía y la creatividad son la clave para abrir cualquier puerta.

Esa tarde, Lucas volvió a casa y le contó a su familia y amigos sobre su increíble aventura. Todos escucharon fascinados, y él decidió que siempre estaría dispuesto a enfrentar cualquier reto con valentía y un poco de imaginación.

Y así terminó la aventura de Lucas y las puertas mágicas, pero él sabía que siempre habría más puertas por abrir en su vida. Fin.

FIN.

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