La aventura de Luna en el parque



Había una vez una gata llamada Luna, que vivía con una familia muy especial. Esta familia estaba formada por un papá cariñoso, una mamá amorosa y un niño travieso llamado Martín.

Luna era la alegría de la casa, siempre jugando y correteando por todos lados. A Luna le encantaba salir a pasear al parque con su familia todas las tardes. Allí podía corretear entre los árboles, perseguir mariposas y jugar con otros gatos del vecindario.

Pero en los últimos días, la familia había estado muy ocupada y no pudieron llevarla al parque como solían hacerlo. Luna comenzó a sentirse triste y aburrida en casa.

Extrañaba el aire fresco del parque, el sonido de los pájaros y la risa de Martín mientras jugaban juntos. Una tarde, mientras la puerta estaba entreabierta, Luna decidió escaparse y salir sola al parque. Al principio, Luna se sintió emocionada por explorar el parque por su cuenta.

Corrió entre los arbustos y se encontró con sus amigos gatunos. Pero pronto se dio cuenta de que algo faltaba: su familia. Sin ellos, el parque no era lo mismo.

Luna buscó por todos lados a su familia, pero no lograba encontrarlos. Comenzó a preocuparse y maulló angustiada. Fue entonces cuando escuchó la voz de Martín a lo lejos. "¡Luna! ¡Aquí estás! ¿Qué haces sola en el parque?" -exclamó Martín emocionado al ver a su amiga peluda.

Luna corrió hacia Martín y se restregó cariñosamente contra sus piernas. Estaba feliz de haberlo encontrado finalmente. "Lo siento mucho, Luna", dijo Martín acariciándola dulcemente. "No queríamos dejarte sola en casa; solo estábamos ocupados".

La mamá y el papá también llegaron corriendo detrás de Martín, aliviados al ver que Luna estaba bien. "Prometemos nunca más olvidarnos de ti", dijo la mamá con ternura mientras abrazaba a Luna.

Desde ese día en adelante, la familia hizo todo lo posible para pasar tiempo juntos en el parque con Luna. Aprendieron lo importante que era para ella estar rodeada de quienes más quería.

Y así, Luna comprendió que aunque a veces las cosas no salieran como uno esperaba, siempre podía confiar en el amor incondicional de su familia.

FIN.

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