La aventura de Luna y la hormiguita
En un pequeño y mágico bosque, vivía una feliz colonia de hormiguitas. Una de ellas, llamada Luna, era muy curiosa y soñadora. Un día, mientras paseaba por el bosque, miró hacia arriba y se dio cuenta de algo sorprendente: la luna parecía seguirla a todas partes.
Luna, emocionada y un poco asustada, corrió a contarle a sus amigas hormiguitas lo que estaba sucediendo. -¡La luna me sigue! -exclamó, con los ojos brillando de emoción. Las demás hormiguitas no podían creerlo, así que decidieron ayudar a Luna a descubrir por qué la luna parecía seguir sus pasos.
En su búsqueda de respuestas, las hormiguitas conocieron a Don Cuco, un sabio búho que vivía en lo alto de un árbol. Don Cuco les explicó que la luna no seguía a Luna, sino que su reflejo en el agua del arroyo cercano creaba la ilusión. Las hormiguitas entendieron que a veces las cosas no son lo que parecen y que con un poco de ayuda y comprensión, todo se aclara.
Luna, al comprender lo que sucedía, se sintió aliviada y feliz de compartir esta nueva sabiduría con sus amigas. A partir de ese día, cada vez que veía su reflejo en el arroyo, recordaba la importancia de no dejarse llevar por las apariencias y de buscar la verdad en las cosas.
La historia de la aventura de Luna y las hormiguitas se convirtió en una enseñanza para todos los habitantes del bosque, recordándoles que la curiosidad y la amistad son poderosas aliadas para resolver cualquier misterio.
FIN.