La Aventura de Mamita Coyita en Lota



En el pequeño y alegre pueblo minero de Lota, al sur de América, vivía una niña llamada Mamita Coyita. Era una niña especial, con una sonrisa que iluminaba cada rincón del barrio y un corazón tan grande como el cielo. A Coyita le encantaba jugar en los campos llenos de flores y correr por los senderos que rodeaban su hogar, pero lo que más amaba en el mundo era a su mamita Inés.

Inés, una mujer fuerte y trabajadora, había criado a Coyita con mucho amor y dedicación.

"Mamita, ¿puedo ayudarte con las tareas hoy?" - preguntó Coyita un viernes por la mañana, entusiasmada.

"¡Por supuesto, mi amor! Juntas podemos hacer muchas cosas. Vamos a preparar el almuerzo y luego a recolectar flores para nuestro jardín" - respondió Inés con una sonrisa.

Después de preparar el almuerzo, las dos decidieron ir al Bosque de los Sueños, un lugar mágico donde las flores cantaban y los árboles contaban historias. Mientras recolectaban flores, Coyita escuchó un susurro entre las hojas.

"¿Oíste eso, mamita? ¡Parece que las flores están hablando!" - exclamó Coyita, con los ojos llenos de asombro.

"Tal vez nos están contando un secreto. Vamos a escuchar con atención" - sugirió Inés.

Cerca de un arbusto, encontraron una pequeña hada llamada Lila, que estaba atrapada entre las ramas.

"¡Ayuda, por favor!" - gritó Lila.

"No te preocupes, Lila. Te ayudaremos" - dijo Coyita, mientras intentaba liberar al hada con cuidado.

Después de un rato de esfuerzo, la pequeña hada fue liberada.

"¡Gracias, gracias! Son muy valientes y amables. Para recompensar su bondad, les daré un deseo" - dijo Lila.

Coyita miró a su mamá con felicidad.

"¡Un deseo! ¿Qué pedimos, mamita?" - preguntó emocionada.

"Creo que lo mejor es pensar en algo que ayude a más personas en nuestro pueblo" - sugirió Inés, reflexionando.

Finalmente, Coyita dijo:

"Deseamos que todos en Lota tengan siempre comida y un lugar cálido donde vivir".

Lila sonrió y dijo:

"Hecho, su deseo se cumplirá. Pero recuerden, el verdadero cambio viene del trabajo duro y el amor, así que deben seguir ayudando a los demás". Y con un destello de luz, desapareció.

Días después, Coyita y su mamá notaron que la gente del pueblo comenzaba a colaborar más entre sí. Algunos comenzaron a compartir alimentos, otros ofrecieron sus casas a quienes lo necesitaban. Era como si el deseo de Coyita hubiera despertado algo especial en los corazones de todos.

"¿Ves, mamita? ¡Nuestro deseo está ayudando a todo Lota!" - dijo Coyita entusiasmada.

"Así es, querida. Pero recuerda, cada uno puede hacer la diferencia, y muchas veces lo más simple, como sonreír o ayudar a un vecino, puede cambiar el día de alguien" - le explicó Inés.

Cada día, Mamita Coyita y su madre continuaron trabajando en su comunidad. Organizaron meriendas comunitarias y actividades recreativas para los niños, llenando Lota de risas y alegría. Con su esfuerzo, Coyita se convirtió en un ejemplo a seguir para todos.

Un día, mientras estaban organizando una actividad, rencontraron a Lila.

"¡Hicieron un trabajo maravilloso! Ahora su deseo también les ha dado fuerza y amor a todos aquí. Nunca subestimen el poder de su bondad" - dijo Lila.

Y así, la mamita Coyita y su mamá Inés aprendieron que el verdadero deseo no se trata solo de lo que queremos, sino de lo que podemos hacer juntos por los demás, creando un mundo mejor día a día. Desde entonces, no solo eran madre e hija, sino también las lideresas de un Lota lleno de amor y felicidad, donde todos trabajaban juntos, compartían y cuidaban los unos de los otros.

"¡Lo logramos, mamita!" - dijo Coyita un día al mirar el pueblo lleno de alegría.

"Sí, querida. Juntas podemos lograr cualquier cosa, siempre que tengamos amor en nuestros corazones" - sonrió Inés, abrazando a su hija.

Y así, cuentos después, la historia de Mamita Coyita sigue inspirando a cada niño y niña de Lota a hacer la diferencia, porque todos somos parte de una comunidad, y cada pequeño gesto cuenta.

FIN.

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