La Aventura de Mango en el Bosque Encantado



**Introducción** En lo profundo de la selva, vivía un pequeño mono llamado Mango. Era un mono de pelaje suave y dorado, con grandes ojos curiosos que siempre estaban buscando aventuras.

Un día, mientras jugaba en la copa de un árbol, Mango escuchó rumores sobre un lugar mágico, el Bosque Encantado, donde árboles susurraban secretos y animales hablaban. "¿Qué será ese Bosque Encantado?" - se preguntó Mango emocionado. Decidido a descubrirlo, comenzó a planear su excursión.

"¡Hoy es el día ideal para explorar!" - se decía a sí mismo mientras se preparaba. **Desarrollo** Mango saltó de rama en rama, sintiendo cómo la brisa fresca lo animaba aún más.

Cuando llegó a la entrada del Bosque Encantado, quedó sorprendido. Los árboles eran más altos y frondosos de lo que había imaginado. Pequeñas luces danzaban entre las hojas, y el aire estaba impregnado de un dulce aroma a flores.

"¡Wow! ¡Es más lindo de lo que pensaba!" - exclamó Mango, mientras se adentraba. A medida que avanzaba, Mango se encontró con una tortuga anciana llamada Tula, que parecía estar en problemas. "¡Hola, pequeña tortuga! ¿Qué te sucede?" - preguntó Mango.

"¡Ay, querido! He perdido mi camino y no puedo encontrar mi charca. Sin ella, no puedo descansar!" - sollozó Tula. Mango pensó un momento y recordó que siempre había sido bueno orientándose gracias a su ojo agudo.

"No te preocupes, Tula. ¡Te ayudaré a encontrar tu charca!" Juntos comenzaron a explorar el Bosque Encantado.

Mientras caminaban, Mango notó que el ambiente estaba lleno de sonidos mágicos: pájaros cantando en duetos, hojas que susurraban y el suave murmullo de un arroyo cercano. "¿Escuchas eso?" - preguntó Mango asombrado. "Sí, querido, eso es el canto de las hadas de la selva. Te llenan de alegría y esperanza!" - explicó Tula.

Después de un rato, encontraron un claro donde las luces danzaban más intensamente. En el centro había un gran estanque. "Mira, Tula! ¿Crees que será tu charca?" - preguntó Mango emocionado.

Pero justo cuando se acercaban, un grupo de ardillas juguetonas interrumpieron. "¡Alto! No pueden pasar así nomás! Este es nuestro estanque!" - dijeron las ardillas. "Pero yo solo quiero ayudar a Tula a encontrar su hogar!" - exclamó Mango.

Las ardillas, al ver la determinación en los ojos de Mango, decidieron ser un poco más amables. "Si nos demuestras que sabes hacer malabares, dejaremos que pasen!" - retaron.

Mango sonrió y comenzó a hacer malabares con algunas frutas que encontró a su alrededor. Las ardillas aplaudieron y rieron. "¡Eres increíble! Está bien, pueden pasar." Mango y Tula continuaron su camino. Cuando llegaron al estanque, Tula se iluminó al ver la charca que tanto había extrañado.

"¡Lo lograste, pequeño! Este es mi hogar!" - afirmó Tula emocionada, mientras se metía en el agua. "¡Me alegra tanto haberte ayudado!" - dijo Mango con una gran sonrisa. Pero no todo había terminado.

De repente, un viento fuerte sopló y las flores del camino comenzaron a volar, creando un torbellino de colores. "¿Qué pasa?" - gritó Mango. Tula se preocupó.

"¡Es un hechizo de las hadas! Necesitamos tranquilizar la tormenta!" Mango miró a su alrededor y tuvo una idea. "¡Bailaré, como los pájaros hacen cuando cantan! ¡Quizás eso las calme!" Comenzó a saltar y a girar, imitando a las aves.

Las ardillas, al ver la actuación de Mango, se unieron en una danza alegre. Poco a poco, el viento comenzó a calmarse y las flores volvieron a posarse en el suelo.

Al final, las hadas aparecieron y sonrieron, al ver el acto de unidad y ayuda entre todos. "¡Muy bien hecho, pequeños! El bosque se siente en armonía!" - dijeron las hadas. "Gracias, hadas! Solo queríamos ayudarnos unos a otros!" - respondió Mango con orgullo.

**Conclusión** Después de aventuras y desafíos, Mango aprendió que la verdadera magia está en la amistad y la ayuda mutua. Se despidió de Tula, quien ahora estaba feliz en su charca.

"¡Nos vemos pronto! Siempre serás mi amiga!" - dijo Mango antes de regresar a su hogar. Mango nunca olvidó su aventura en el Bosque Encantado, y aunque había regresado a la selva, su corazón estaba llenos de historias y enseñanzas que compartir.

"¡La próxima vez que explore, llevaré a todos conmigo!" - pensó mientras miraba las estrellas desde su árbol. Así, con una sonrisa, se acomodó para descansar, soñando con su próxima gran aventura en la selva.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!