La Aventura de Mariana en Campana



Mariana llegó a la ciudad de Campana con muchas ganas de compartir sus conocimientos con los docentes locales. Al llegar, se encontró con un grupo de maestros muy entusiasmados y con ganas de aprender, pero también con mucha picardía.

Esa mañana, cuando Mariana se presentó, uno de los docentes, el señor Gómez, se levantó y dijo: "¡Hola, soy el maestro del arte del desorden!"-. Todos se rieron, y Mariana, con su sentido del humor, contestó: "¡Entonces este curso va a ser un verdadero desafío!"

Luego de unas horas de charla sobre estrategias educativas, era hora de hacer una actividad práctica. Mariana había traído un montón de materiales para que los docentes pudieran crear sus propios proyectos. La primera actividad era crear un mural colaborativo.

Mientras todos trabajaban, Mariana se dio cuenta de que el señor Gómez había pintado su cara de azul mientras trataba de ilustrar un pececito que iba a agregar al mural. "¡Señor Gómez!"-, gritó entre risas "¿Vino a la capacitación o a convertirse en pez?"- Todos estallaron en carcajadas y él, con una sonrisa, se enjuagó la cara y dijo: "¡En realidad soy un pez académico!"

Después fue el momento de compartir la historia detrás del mural. "Yo voy a contar la historia de la ballena que quiere volar", dijo la señora Martínez, muy entusiasmada. Pero cuando comenzó a relatarla fue tan dramática que de repente las luces del aula se apagaron. "¿De qué se asustaron?"-, preguntó Mariana. "¡De tu relato!"-, exclamó el señor Gómez, mientras los demás se reían. Entonces Mariana tuvo una idea brillante: hacer una función de teatro improvisada sobre la ballena.

Así, Mariana organizó a todos, dándoles roles. El señor Gómez se convirtió en la ballena, por supuesto, y la señora Martínez fue nada menos que un ave. Con una sábana sobre la cabeza y plumas de papel, el señor Gómez comenzó a hacer sonar un tambor improvisado: "¡Soy la ballena voladora! ¡Dame alas!"- La risa era contagiosa y todos participaron con gran entusiasmo.

Finalmente, al despedirse, Mariana les dejó una reflexión: "La enseñanza también es juego, así que nunca olviden cómo divertirse mientras enseñan. Las risas son el mejor pegamento para unir a los estudiantes y a los docentes"-. Todos se despidieron, contándose anécdotas divertidas de esa jornada.

Y así, la capacitación de Mariana en Campana no solo fue un espacio para aprender, sino para reír y disfrutar de la magia de enseñar juntos, recordando siempre que lo más importante es nunca perder la alegría en el camino.

FIN.

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