La Aventura de Mario, Zog y Marina
Érase una vez en un reino lleno de maravillas, donde vivía un fontanero valiente llamado Mario. Un día, mientras buscaba una moneda dorada en el fondo del lago, se encontró con una hermosa sirenita llamada Marina.
"Hola, Mario, ¿por qué estás aquí en mi lago?" - preguntó Marina, sonriendo.
"Estoy buscando una moneda especial, ¿tú la has visto?" - respondió Mario, un poco avergonzado.
Marina movió su cola de sirena, y la superficie del agua brilló con colores mágicos.
"No he visto ninguna moneda, pero puedo ayudarte a buscar. ¡Soy muy buena nadando!" - dijo ella entusiasmada.
Mientras buscaban juntos, un extraño objeto en el cielo atrajo su atención. Era una nave espacial que poco a poco se acercaba al lago. De ella salió un extraterrestre llamado Zog, con piel brillante y ojos curiosos.
"¡Hola, terrícolas! Vengo a aprender sobre la vida en la Tierra. ¡Soy Zog!" - exclamó el extraterrestre emocionado.
Marina y Mario se miraron intrigados.
"Tal vez podrías ayudarnos a encontrar la moneda dorada, Zog," - sugirió Marina.
"¡Claro! Para mí, todo es un juego!" - dijo Zog, mientras empezaba a brincar alrededor del lago.
Pero de repente, Zog comenzó a flotar hacia el cielo.
"¡Ayuda! No sé cómo volver a aterrizar!" - gritó Zog, asustado.
Marina, que había visto lo que pasaba, saltó al agua rápidamente.
"¡Mario! Tienes que ayudarlo a bajar!" - exclamó.
Mario pensó rápido.
"Zog, intenta concentrarte en el agua. Aléjate del vacío y dirige tu energía hacia mí, ¡lo lograrás!" - le gritó.
Zog, en medio del temor, hizo lo que Mario le decía. Finalmente, comenzó a descender lentamente hasta que aterrizó a salvo en la orilla del lago.
"¡Lo logré! ¡Gracias, amigos! Ustedes son geniales!" - dijo Zog, sonriendo de oreja a oreja.
Marina y Mario se sintieron felices por haber ayudado a su nuevo amigo.
"¿Y ahora qué, Zog?" - preguntó Mario.
"Tengo una idea. Si me muestran su mundo, a cambio, les mostraré cómo puedo hacer que crezcan las plantas en un instante. ¡En mi planeta, eso es muy fácil!" - propuso Zog entusiasta.
Mario y Marina estaban intrigados. Así que, juntos, decidieron mostrarse mutuamente sus mundos.
Visitando el mundo submarino de Marina, Zog vio criaturas flotantes, corales de colores y escondites mágicos. Siguieron explorando y atesorando el tiempo que compartían. De regreso a la superficie, Marina le mostró a Zog cómo los árboles cantaban y los ríos hablaban con el viento.
"¡Es increíble!" - exclamó Zog.
"Y lo mejor es que juntos podemos cuidar de este lugar, con todo lo que cada uno sabe hacer" - dijo Mario.
Finalmente, llegaron al lago y Zog, usando su magia alienígena, hizo que un pequeño brote de planta emergiera del suelo al instante.
"¡Miren!" - dijo Zog mientras todos se maravillaban del nuevo crecimiento.
A partir de ese día, Mario, Marina y Zog se hicieron grandes amigos, aprendiendo cada uno del otro y prometiendo cuidarse siempre.
Y así, la moneda dorada nunca fue encontrada, pero lo que realmente valía fue la amistad que habían cultivado juntos, en ese mágico día junto al lago.
FIN.