La Aventura de Martina y el Conejo Curioso



Martina, una niña curiosa y traviesa, decidió ir a explorar el bosque cercano a su casa a pesar de las advertencias de sus padres. Mientras jugaba entre los árboles, se desvió del camino y pronto se encontró perdida en medio de la frondosidad del bosque. La valiente Martina buscó desesperadamente el camino de regreso, pero se dio cuenta de que estaba completamente perdida.

En medio de su desesperación, escuchó un suave gemido. Siguiendo el sonido, encontró a un conejito blanco con una de sus patitas herida. Con cuidado, lo tomó en sus manos y decidió buscar ayuda. '-Tranquilo, conejito. Voy a ayudarte', le dijo con ternura. El conejito, agradecido, le dio indicaciones para llegar a una clara del bosque donde podría encontrar a la guardabosques, una mujer sabia y amable.

Siguiendo las indicaciones del conejito, Martina llegó al claro del bosque y allí se encontró con la guardabosques, quien curó al conejito con delicadeza. '-Muchas gracias, señorita. ¿Cómo has llegado hasta aquí?', preguntó la guardabosques. Martina le explicó lo sucedido y la guardabosques le enseñó cómo orientarse en el bosque, así como los peligros a los que debía estar atenta.

Con el conejito ya recuperado, Martina decidió que era hora de regresar a su casa. La guardabosques la acompañó de regreso al borde del bosque, donde se reencontró con sus padres, quienes la abrazaron emocionados. Desde ese día, Martina aprendió a no desviarse del camino y a prestar atención a las indicaciones de los mayores cuando se aventuraba en el bosque. Además, hizo un nuevo amigo en el conejito, a quien visitaba con frecuencia para jugar y cuidar.

Y así, Martina vivió muchas más aventuras, siempre recordando la lección que el bosque y sus habitantes le habían enseñado.

FIN.

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