La aventura de Mateo y los dinosaurios amigos


Había una vez un pequeño león llamado Mateo que vivía en la sabana africana con su familia. Un día, mientras jugaba cerca del río, se encontró con un extraño objeto brillante que lo llevó a un portal mágico.

Sin pensarlo dos veces, saltó dentro y de repente se encontró rodeado de árboles gigantes y helechos enormes. - ¡Wow! ¿Dónde estoy? - exclamó Mateo sorprendido.

De repente, escuchó unos rugidos muy fuertes y se dio cuenta de que estaba rodeado por dinosaurios prehistóricos. Pero en lugar de asustarse, decidió acercarse a ellos para hacer amigos. - Hola amigos dinosaurios, soy Mateo el león - dijo amistoso. Los dinosaurios lo miraron con curiosidad pero no parecían tener intenciones hostiles.

Uno de ellos, un Triceratops llamado Tito, se acercó a él para olerlo mejor. - Hola Tito, ¿quieres jugar conmigo? - preguntó entusiasmado Mateo. Tito movió la cabeza afirmativamente y juntos comenzaron a correr por el bosque prehistórico.

Pasaron horas jugando y explorando juntos hasta que llegaron a las orillas de un lago cristalino lleno de peces gigantes. - Mira Tito, hay agua fresca aquí - dijo Mateo emocionado mientras bebía del lago.

De repente escucharon unos gritos desesperados provenientes del otro lado del lago. Se dieron cuenta que era uno de los dinosaurios más pequeños llamado Lila quien había quedado atrapada en un remolino de agua.

- ¡Ayuda, ayuda! - gritaba Lila mientras luchaba por mantenerse a flote. Mateo no dudó ni un segundo y se lanzó al agua para ayudarla. Nadando con todas sus fuerzas, logró agarrar a Lila y llevarla de vuelta a la orilla.

Los demás dinosaurios lo miraron impresionados y agradecidos. - ¡Gracias Mateo! Eres un verdadero amigo - dijo Tito emocionado mientras le daba una palmada en el hombro. Pero justo cuando pensaban que todo estaba bien, escucharon unos rugidos muy fuertes provenientes del otro lado del bosque.

Se trataba de un Tiranosaurio Rex gigantesco que había venido a atacarlos. - ¡Corran amigos! - gritó Mateo mientras corría hacia el portal mágico para escapar.

Todos corrieron lo más rápido que pudieron hasta llegar al portal pero el Tiranosaurio Rex los seguía de cerca. Justo cuando parecía que iba a atraparlos, Mateo tuvo una idea brillante. - ¡Rápido Tito, ayúdame a mover esta roca gigante! - dijo mientras señalaba una gran piedra cercana al portal.

Juntos lograron empujar la roca justo antes de que el Tiranosaurio Rex los alcanzara y así bloquearon su paso hacia ellos. Finalmente llegaron al portal mágico y saltaron dentro justo antes de cerrarse detrás de ellos.

Cuando volvieron a la sabana africana, todos los animales celebraron su regreso triunfal como héroes. A partir de ese día, Mateo aprendió que la amistad y el trabajo en equipo son fundamentales para superar cualquier obstáculo.

- Nunca olvidaré mis aventuras con los dinosaurios prehistóricos - dijo Mateo mientras se acurrucaba junto a su familia para dormir.

Y así fue como Mateo el león descubrió que no importa cuán diferentes sean las criaturas, siempre hay una forma de encontrar la amistad y la colaboración en cualquier lugar del mundo.

Dirección del Cuentito copiada!