La Aventura de Mateo y Messi en Tandil
Había una vez, en un hermoso hotel en Tandil, cuatro amigos muy especiales: Mateo, Emilia, Santiago y un invitado inesperado, Lionel Messi. Todos ellos habían ganado un concurso para pasar un fin de semana lleno de diversión y sorpresas.
Un hermoso sábado por la mañana, mientras el sol brillaba en el cielo, Mateo, Emilia y Santiago estaban emocionadísimos. ¡Iban a conocer a Messi!"¿Vienen a mi habitación? Quiero hacer un cartel de bienvenida para Messi!" dijo Mateo, con los ojos brillantes.
"¡Sí! ¡Voy!" exclamó Emilia, saltando de alegría.
"Yo también, pero primero tengo que entrenar un poco, así que voy a hacer un par de malabares con la pelota" respondió Santiago, siempre alegre y activo.
Juntos, los tres amigos fueron a la habitación de Mateo donde comenzaron a dibujar un gran cartel que decía: "¡Bienvenido Lionel Messi! Eres nuestro ídolo!".
De repente, tocaron la puerta.
"¡Es él! ¡Es él!" gritó Emilia.
Mateo abrió la puerta y ahí estaba, Lionel Messi, sonriendo.
"Hola chicos, ¡gracias por el cartel! Me gusta mucho!" dijo Messi, mirando con gusto la obra de arte.
"¡No puedo creer que estés aquí!" dijo Santiago, emocionado.
"Estoy aquí para compartir con ustedes un día lleno de actividades y diversión. Pero primero, ¿les gustaría salir a jugar al fútbol?" propuso Messi.
Los amigos saltaron de alegría. Todos juntos fueron al parque cercano, donde había una amplia cancha preparada.
Una vez en el campo, Messi les enseñó algunos trucos y habilidades.
"Miren, el truco del escorpión" dijo Messi, haciendo un movimiento asombroso que dejó a todos boquiabiertos.
"¡Eso es increíble! ¿Puedo intentarlo?" preguntó Mateo, ansioso por aprender.
"Por supuesto, Mateo! La práctica es la clave. Cada uno de ustedes tiene potencial, solo deben creer en sí mismos y entrenar diariamente," respondió Messi con una sonrisa alentadora.
Mientras todos jugaban, Emilia tuvo una idea brillante.
"¿Y si hacemos un mini torneo?"
"¡Sí! ¡Una competencia de fútbol!" gritó Santiago.
"Exacto, y así podemos practicar lo que nos enseñaste, Messi" agregó Mateo, mientras sonreía con entusiasmo.
Messi se rió:
"Está perfecto. ¡Vamos a formar equipos!"
Se dividieron en dos equipos: Mateo y Emilia en uno, y Santiago y Messi en el otro.
El juego fue emocionante, con muchos goles, risas y buenos momentos. Al final, el marcador estaba empatado.
"Esto se puso interesante, necesitamos un desempate!" dijo Messi.
"¡Yo tengo una idea!" exclamó Emilia,
"¿Qué les parece si hacemos un penal?"
Todos estuvieron de acuerdo y comenzó el desempate.
"Voy a tirar yo primero!" dijo Mateo, mientras se preparaba para darle a la pelota.
Corrió hacia la pelota y...¡gol!"¡Súper! ¡Ahora voy yo!" se animó Santiago.
Fue su turno y también logró marcar. Ahora, era el turno de Messi. Todos miraban con expectativa.
Él tomó un respiro y... ¡GOL!
Al final, el juego terminó en empate, pero los amigos se sintieron ganadores porque se divirtieron un montón y aprendieron muchos trucos.
Después de jugar, se sentaron bajo un árbol a descansar.
"Gracias, Messi, por compartir este día con nosotros" dijo Emilia.
"Gracias a ustedes por la energía y la diversión. Recuerden que lo más importante es disfrutar y seguir practicando" les respondió Messi con una sonrisa.
Al final del día, ya de regreso en el hotel, Mateo, Emilia y Santiago se miraron y se dieron cuenta de que no solo habían conocido a su ídolo, sino que también habían aprendido sobre el trabajo en equipo, la importancia de esforzarse y sobre todo, ¡divertirse!
La noche comenzó a caer y el hotel brillaba con las luces del atardecer. Al mirar por la ventana, Mateo se volvió hacia Sus amigos y dijo:
"Hoy fue el mejor día de mi vida. ¡No lo olvidaré nunca!"
"Y yo tampoco. ¡Todos tenemos un potencial increíble!" añadió Santiago.
"¡Eso es! Siempre debemos trabajar y practicar para ser lo mejor que podamos. Y sobre todo, ser siempre buenos amigos" finalizó Emilia.
Y así, esos cuatro amigos se dieron cuenta que más allá de ganar o perder, la verdadera victoria estaba en la amistad y la alegría compartida. Y desde ese día, cada vez que pensaban en Messi, lo recordaban con amor y gratitud.
Colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.