La aventura de Mateo y Sara




Mateo y Sara eran dos amigos muy especiales. Juntos recorrían su pequeña comunidad llevando esperanza y consuelo a todas las personas que encontraban en su camino. Con sus Biblias en mano y corazones llenos de fe, visitaban casas, plazas y parques, compartiendo la palabra de Dios y sus versículos favoritos.

Un día, mientras caminaban por la plaza del pueblo, vieron a un niño triste sentado en un banco. Se acercaron a él y le preguntaron qué le pasaba. El niño, llamado Juan, les contó que se sentía solo porque había perdido a su mejor amigo.

Mateo y Sara se miraron y supieron que tenían que hacer algo para ayudar a Juan. Decidieron invitarlo a jugar con ellos y pasar el día juntos. Jugaron a las escondidas, se tiraron en el pasto y contaron chistes. Poco a poco, Juan empezó a sonreír de nuevo.

Más tarde, cuando el sol comenzaba a esconderse, Mateo y Sara llevaron a Juan a su iglesia, donde se encontraron con otros niños. Juntos, cantaron, rieron y escucharon historias maravillosas sobre la amistad y el amor de Dios.

Esa noche, antes de despedirse, Juan les dijo a Mateo y Sara: '¡Gracias por haberme traído tanta alegría!'. Ellos sonrieron y le respondieron: 'Recuerda que siempre puedes contar con nosotros, porque la amistad es un regalo de Dios'.

Desde ese día, Mateo, Sara y Juan se convirtieron en grandes amigos, compartiendo la alegría de vivir y la importancia de estar juntos en los buenos y malos momentos.

FIN.

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