La Aventura de Mili y Gelacio
Érase una vez, en un pequeño pueblo rodeado de montañas, una niña llamada Mili. Mili era muy curiosa y siempre estaba dispuesta a ayudar a los demás. Tenía un burro llamado Gelacio, que era su mejor amigo. Gelacio era un burro de pelaje suave y pelirrojo, con una gran sonrisa que iluminaba el día de Mili. Juntos, vivían muchas aventuras en su querido pueblo.
Un día, Mili decidió que quería hacer algo especial por su comunidad. "- Gelacio, ¿qué te parece si hacemos una gran fiesta para todos?", propuso emocionada. Gelacio rebuznó contento, como si dijera: "- ¡Sí! Me encanta la idea!".
Mili se puso a planear la fiesta. "- Primero, necesitamos invitar a todos!" dijo ella mientras hacía una lista. Juntos, recorrieron las calles, invitando a amigos, vecinos y hasta animales del campo. Todos estaban emocionados por la celebración.
Con el paso de los días, Mili y Gelacio trabajaron duramente. Recolectaron frutas, decoraron el lugar con flores, y prepararon juegos. Pero cuando parecía que todo estaba listo, comenzaron a llegar noticias de que podría haber una tormenta.
"- Oh, no! ¿Y si llueve el día de la fiesta?" se preocupó Mili. Gelacio, al notar la tristeza de su amiga, se acercó y le dio un suave toque con su hocico. "- Tal vez podemos encontrar otra solución!" sugirió Gelacio con su alegre rebuzno.
Mili sonrió y decidió que, si llovía, harían la fiesta bajo el gran árbol del parque. "- ¡Tienes razón, Gelacio! No dejaremos que la lluvia nos detenga!" exclamó.
El día de la fiesta llegó y, efectivamente, unas nubes grises comenzaron a acumularse en el cielo. Sin embargo, Mili no se desanimó. "- Vamos a seguir adelante!" gritó con determinación. Todos los vecinos llegaron y se resguardaron bajo el árbol, riendo y compartiendo alegría.
La lluvia comenzó a caer, pero en lugar de desanimar a la gente, creó una atmósfera mágica. Los niños comenzaron a saltar en los charcos y a bailar bajo la lluvia, mientras Mili y Gelacio miraban maravillados.
"- ¡Esto es increíble!" gritó Mili, riendo a carcajadas. Gelacio, al ver la felicidad de todos, se unió brincando también, salpicando agua por todas partes.
Luego, Mili se subió a Gelacio con una gran sonrisa y propuso: "- ¡Hagamos una carrera bajo la lluvia!". Todos los presentes se animaron y, uno tras otro, comenzaron a correr y jugar. La tormenta se convirtió en la mejor parte de la fiesta.
Cuando la lluvia cesó, un arcoíris iluminó el cielo, y todos se sentaron felices a disfrutar de los deliciosos manjares que habían traído. Mili se dio cuenta de que, aunque las cosas no salieran como las había planeado, siempre se podía encontrar una forma de divertirse y ser feliz.
"- Gracias, Gelacio, por siempre estar a mi lado y hacer de cada momento una aventura" le dijo Mili mientras acariciaba su pelaje. Gelacio, satisfecho, respondió con un dulce rebuzno que decía: "- ¡Por siempre juntos!".
Así, Mili y Gelacio aprendieron que a veces la vida puede ser impredecible, pero que con una actitud positiva y la compañía de amigos, siempre se puede encontrar la magia en lo inesperado. Y así, el pueblo recordó la gran fiesta bajo la lluvia como uno de los días más felices de sus vidas, donde la amistad y la alegría fueron los protagonistas.
FIN.