La Aventura de Nacho y el Mundo de los Colores



En un pequeño pueblo, vivía un niño llamado Nacho. A diferencia de otros niños, a Nacho le preocupaban mucho las cosas que lo rodeaban. Siempre pensaba que el mundo era un lugar extraño y aterrador. Para él, todo lo que no entendía era 'caca' y lo alejaba de sus amigos.

Un día, mientras caminaba por el parque, encontró una extraña puerta de colores brillantes. Intrigado, decidió abrirla y se encontró en un mundo mágico lleno de criaturas increíbles.

"¡Hola!" - dijo un pequeño dragón de colores. "Soy Tico, el Dragón de la Amistad. Bienvenido al Mundo de los Colores. ¿A qué viniste aquí?"

"No sé... creo que estoy perdido" - respondió Nacho, un poco asustado.

"No te preocupes, aquí todos son amigos. Ven, te mostraré lo divertido que puede ser este lugar" - dijo Tico, entusiasmado.

Mientras caminaban, Nacho vio un árbol que daba caramelos y un río que corría con chocolate. Todo parecía tan divertido y delicioso, pero Nacho seguía sintiéndose fuera de lugar.

"¿Y si no puedo hacer amigos aquí?" - preguntó Nacho, mirándose los pies.

"¡Eso no puede ser!" - exclamó Tico. "Solo hay que ser uno mismo. Todos aquí tenemos algo especial que aportar, incluso tú."

Esos consejos hicieron que Nacho comenzara a explorar más. De repente, conoció a una tortuga llamada Lila. Ella tenía un caparazón lleno de dibujos y le contó que había llegado allí porque había superado sus propios miedos.

"Yo solía tener miedo de mostrar mi verdadero yo" - dijo Lila. "Pero aprendí que es mejor ser auténtica. Ahora soy conocida por mis hermosos dibujos. ¿Y tú?"

"Yo... creo que solo tengo miedo" - confesó Nacho, sintiéndose aliviado de hablar.

"Ese miedo puede transformarse en valentía si decides enfrentarlo. ¿Qué tal si hacemos un dibujo grande juntos?" - sugirió Lila.

Nacho dudó al principio, pero decidió intentarlo. Juntos pintaron el mural más colorido que jamás había visto, lleno de distintos diseños y formas que representaban sus sentimientos. Todos los animales del lugar se acercaron a admirar su obra.

"¡Mirá qué lindo quedó!" - dijo Tico, emocionado. "¡Eres un gran artista!"

Eso hizo que Nacho entendiera que no era el único que enfrentaba sus miedos. Todos en el mundo de colores luchaban con algo, ya sea timidez o inseguridades. La clave era apoyarse mutuamente.

Después de un rato, el dragón preguntó a Nacho: "¿Te gustaría quedarte aquí?"

"No... necesito volver a mi casa. Pero prometo que esto va a cambiar mi vida" - dijo Nacho, decidido.

Salió del mundo de colores con un nuevo propósito en su corazón. Volvió a su pueblo y, en lugar de ver todo de forma negativa, comenzó a hablar con otros niños, a compartir su experiencia y, sobre todo, a ser valiente.

"Oigan, ¿quieren hacer un mural en el parque juntos?" - propuso Nacho un día. Sus amigos no podían creer lo que escucharon.

"¡Sí!" - gritaron todos, emocionados.

Desde entonces, Nacho aprendió que enfrentar los miedos y ser uno mismo era la esencia de la verdadera amistad y de explorar el maravilloso mundo que lo rodeaba. Al final, el mundo no era tan aterrador, sino lleno de color y oportunidades por descubrir. Nunca más volvió a pensar en su entorno como —"caca" , sino como un lugar lleno de oportunidades y diversidad, donde todos podían ser amigos.

Y así, Nacho se convirtió en el niño más feliz y valiente del pueblo, siempre dispuesto a ayudar a otros a descubrir sus colores.

FIN.

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