La Aventura de Nacho y José
Era un día soleado y fresco cuando Nacho se preparó para su primer campamento. Con su mochila llena de cosas necesarias, se despidió de su mamá: "¡Mamá, ya voy! No demoraré. ¡Voy a divertirme mucho con mis amigos!"
Al llegar al campamento, Nacho vio que había muchos chicos y chicas. Se sentía un poco nervioso, pero también emocionado. "¡Hola! Soy Nacho, ¿qué hacen?" - les dijo a algunos de sus compañeros de campamento.
Entre risas y juegos, decidió explorar un poco, y fue entonces cuando conoció a José. "¡Hola! Soy José, estoy aquí para la misma actividad" - dijo el nuevo amigo sonriendo.
Nacho se sintió aliviado de encontrar a alguien igual de entusiasta. Juntos decidieron formar equipo. Era el comienzo de una gran amistad. Compitieron en juegos, exploraron el bosque y compartieron historias alrededor de la fogata.
Una noche, mientras contaban cuentos de terror, José susurró: "¿Te imaginas si viniéramos aquí cada verano?". Nacho asintió con la cabeza, pero de repente, se dio cuenta de algo. "¿Y si te quedas en mi casa alguna vez?" - propuso con una sonrisa.
José sonrió de vuelta, pero se notaba que había un pequeño cambio en su expresión. "Me encantaría, pero... me da un poco de miedo estar lejos de casa" - admitió. Nacho lo observó y pensó que podría ayudar a su nuevo amigo.
La siguiente mañana, se organizaron actividades en las que tenían que trabajar juntos. Fue una carrera de obstáculos. Nacho se dio cuenta de que José parecía un poco inseguro al borde de la pista. "¡Vamos, José! ¡Podemos hacerlo! Solo tienes que dar un paso a la vez" - lo alentó Nacho. José respiró hondo y, con el apoyo de su amigo, cruzó la línea de meta. Ambos celebraron con grandes sonrisas.
Con cada actividad, la confianza de José creció. "¡Gracias, Nacho! Nunca hubiera podido sin tu ayuda. Eres un verdadero amigo" - le dijo José emocionado.
La última noche del campamento, los chicos organizaron una fogata. Todos compartieron sus momentos más graciosos y, por supuesto, la historia de cómo Nacho ayudó a José a superar su miedo. "El verdadero valor no es no tener miedo, sino enfrentarlo" - concluyó Nacho, y todos aplaudieron.
Al regresar a casa, Nacho sabía que habían vivido un verano especial. Le envió un mensaje de texto a José: "¡No puedo esperar para que vengas a jugar a casa!". José contestó: "¡Yo tampoco, Nacho! Haremos muchas más aventuras juntos".
Así, el lazo entre Nacho y José se hizo más fuerte. Prometieron siempre apoyarse el uno al otro, demostrando que la amistad es siempre un camino de dos, donde la confianza y el apoyo se van construyendo en cada paso.
FIN.