La Aventura de Nebulosa y Estelar



Era un día común en el vasto espacio, donde dos naves se dirigían hacia Neptuno: la nave destructora, llamada —"Destructor" , y la bondadosa nave buena, llamada —"Estelar" . Nebulosa, la capitana de Estelar, era conocida por su valentía y su deseo de ayudar a todos los que encontraba en su camino. Mientras tanto, el capitán Ruido al mando de Destructor, era temido por su aspecto aterrador y su intención de desarmar cualquier cosa que le cruzara en el camino.

Un día, mientras flotaban en el espacio, Nebulosa y su tripulación recibieron un mensaje de un pequeño planeta lleno de vida llamado —"Verdebajo" . "¡Socorro, venid pronto! Los recursos de nuestro planeta se están esfumando y la oscuridad se cierne sobre nosotros!" - decía la llamada.

"¡Debemos ayudarles!" - exclamó Nebulosa entusiasmada.

"¡Sí! ¡A volar, equipo!" - animó a su tripulación mientras ajustaban los controles de Estelar.

Al mismo tiempo, el capitán Ruido había escuchado el mensaje y sus ojos se iluminaron de codicia.

"¡Ja! Si esos tontos en Verdebajo están en problemas, será muy fácil dejarlos sin nada. ¡Rumbo a Verdebajo!" - ordenó a su tripulación.

Mientras las dos naves volaban hacia el planeta, Nebulosa decidió que era momento de preparar un plan de acción.

"Necesitamos reunir recursos y ideas para ayudar a los habitantes de Verdebajo. ¿Alguien tiene alguna idea?" - preguntó.

"Podemos usar nuestros generadores de soluciones energéticas. Claro, hay que explicarle a la gente de Verdebajo cómo utilizarlas para reconstruir su ambiente" - sugirió Lume, el ingeniero de sistemas de la nave.

"¡Buena idea, Lume!" - dijo Nebulosa, aún esperanzada.

"Esperemos que lleguemos a tiempo. Ruido no se detendrá hasta arruinar todo" - añadió Bruna, la botánica del equipo, observando el espacio a través de la ventana.

Al llegar a Verdebajo, el paisaje era desolador; los árboles estaban marchitos y los ríos estaban secos. Los habitantes estaban tristes y desesperados esperando ayuda.

"¡Debemos comenzar ya!" - proclamó Nebulosa mientras salía de la nave.

Con el apoyo de su tripulación, comenzaron a instalar sus generadores y a hablar con los nativos sobre cómo podían restaurar la vida en su hogar.

Pero, mientras tanto, Destructor llegó al planeta, y Ruido salió con su tripulación.

"¿Qué están haciendo, tontos? ¡Deberían rendirse antes de que sea demasiado tarde!" - gritó Ruido.

"¡Estamos ayudando a Verdebajo!" - respondió Nebulosa con determinación.

"¡Ustedes están arruinando todo!" - siguió Ruido avanzando hacia la fuente de energía que Estelar había instalado.

"¡La destruiré para que no tengan oportunidad de salvar este lugar!" - amenazó mientras levantaba su sierra espacial.

Rápido como un rayo, Lume se interpuso.

"¡Alto! Si destruyes eso, no solo fallarás en tu misión, sino que también los habitantes de Verdebajo se quedarán sin esperanza. ¿No ves que necesitan nuestra ayuda?" - dijo con valentía.

Ruido se quedó parado, paralizado por un momento.

"¿Ayuda? Nunca pensé en eso... Nunca me enseñaron a pensar así. Pero, ¿estás seguro?" - preguntó dudando ya de su misión.

"Siempre hay oportunidad de hacer algo bueno. Solo tienes que desearlo" - le respondió Nebulosa con un brillo en los ojos.

Por un segundo, Ruido miró hacia su nave. Su mal corazón comenzaba a transformarse.

"¡Está bien! Entonces, ¿puedo ayudar?" - cuestionó, ya sin tanta fuerza en su voz.

"Por supuesto, ven! Todos somos bienvenidos en esta misión de ayudar!" - dijo Nebulosa, extendiendo una mano hacia él.

Así, Ruido se unió a Estelar y juntos, bajo la guía de Nebulosa, comenzaron a revitalizar Verdebajo. Plantaron semillas y construyeron nuevos sistemas de riego. Los habitantes, alegres, se unieron a la causa, más de lo que pensaron que podrían hacer juntos.

Finalmente, después de días de trabajo en equipo, Verdebajo comenzó a renacer. Los colores vibrantes de la flora y la fauna volvieron a cubrir el planeta, volviendo a brindar alegría a sus habitantes.

Al final, Ruido, quien alguna vez había sido temido, se convirtió en un héroe para todos. Una nueva amistad creció entre él y Nebulosa, mostrando que todos tienen la capacidad de cambiar y hacer el bien.

Y así, Nebulosa y su tripulación, junto a Ruido, se marcharon de Verdebajo, con la certeza de que siempre vale la pena luchar por los demás y que incluso los corazones más oscuros pueden brillar con la luz de la bondad.

FIN.

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