La Aventura de Neithan en el Bosque Encantado
Un día soleado en el pequeño pueblo de Valle Serene, Neithan, un niño curioso de ocho años, decidió explorar el bosque que siempre había visto desde su ventana. Su mamá le había contado historias sobre las criaturas mágicas que vivían allí, pero nunca había tenido el coraje de aventurarse. Sin embargo, esa mañana, algo en su corazón le decía que era el momento perfecto.
"¡Voy a encontrar un dragón!" - exclamó Neithan mientras empaquetaba algunos bocadillos en su mochila.
Al llegar al bosque, Neithan sintió cómo el aire fresco lo rodeaba, y pronto se perdió entre los árboles altos y frondosos. Justo cuando estaba a punto de rendirse, escuchó un suave susurro entre las hojas.
"¡Ayuda!" - decía una voz pequeña y temblorosa.
Neithan, intrigado, siguió el sonido hasta dar con un pequeño conejito atrapado en unas ramas.
"No te preocupes, pequeño amigo, yo te ayudaré" - dijo Neithan con valentía.
Con un movimiento cuidadoso, liberó al conejito.
"¡Gracias, gracias! Soy Rocco, el conejito mágico. Te debo mi libertad" - dijo el conejito, saltando de alegría.
Neithan sonrió, pero no podía creerlo.
"¿Conejito mágico?" - preguntó, intrigado.
"Sí, pero eso no es todo. Si me ayudas a encontrar mis orejas doradas que he perdido, puedo mostrarte el camino hacia el hogar de los dragones" - ofreció Rocco.
Neithan estaba emocionado. Juntos comenzaron a buscar las orejas doradas por todo el bosque. Pasaron por un río brillante, donde conocieron a Lía, una luciérnaga que iluminaba la oscuridad.
"¿Han visto orejas doradas?" - preguntó Rocco.
"Tal vez las vi cerca de la Colina del Eco" - respondió Lía.
Decididos a continuar, Neithan y Rocco llegaron a la Colina del Eco, donde el viento susurraba secretos. Allí encontraron a unos pájaros que jugaban con las orejas.
"¿Por qué se llevan esas orejas?" - preguntó Neithan.
"Son divertidas para nosotros, pero no pertenecen aquí" - dijeron los pájaros.
"Si nos las devuelven, prometemos contarles una historia de dragones" - sugirió Rocco.
Los pájaros miraron entre ellos y finalmente aceptaron. Con orejas doradas en mano, los tres se dieron prisa hacia la montaña donde vivían los dragones.
Al llegar, se encontraron con un gran dragón de escamas verdes. Su aliento era cálido y su mirada, profunda.
"¿Quiénes osan venir ante mí?" - rugió el dragón, asustando un poco a Neithan.
"Yo soy Neithan y este es Rocco. Venimos a pedirle ayuda. Queríamos ver si es verdad que hay dragones en este bosque y..." - comenzó Neithan, titubeando.
"Andábamos en busca de las orejas doradas de Rocco" - añadió rápidamente el conejito, con el corazón latiendo fuerte.
El dragón, sorprendido por la valentía de Neithan, sonrió.
"He observado tu trabajo en equipo con este pequeño. Por eso, como recompensa, os mostraré el lugar más hermoso del bosque" - dijo el dragón mientras volaba por los aires, llevándolos en su lomo.
A medida que avanzaban, Neithan se sintió orgulloso de haber ayudado a su nuevo amigo y de haber compartido con él momentos inolvidables.
Finalmente, el dragón los llevó a una cascada mágica que brillaba bajo el sol, donde los colores explotaban en un arcoíris.
"Gracias, amigo dragón" - dijo Neithan, sintiendo que había aprendido la importancia de la amistad y la valentía.
"Y recuerda, siempre sigue tu curiosidad, porque a veces, las aventuras más mágicas comienzan con un pequeño acto de bondad" - agregó Rocco.
Desde ese día, Neithan regresó al bosque muchas veces, siempre en busca de nuevas aventuras y amistades, y siempre recordando que, a veces, ayudar a otros puede conducir a los momentos más asombrosos de la vida.
FIN.