La Aventura de Niña Luna Sol Estrellas Flores



En un pueblo lleno de colores, vivía una niña llamada Niña Luna Sol Estrellas Flores. Era especial, no solo por su curioso nombre, sino porque tenía un corazón lleno de amor por la naturaleza y los seres que la habitaban. Siempre paseaba por el bosque, las flores, y las estrellas, soñando con aventuras más allá del horizonte.

Una mañana, mientras estaba en su rincón favorito del bosque, escuchó un llanto suave. Intrigada, siguió el sonido hasta encontrar a un pequeño ciervo atrapado en unas zarzas.

"¡Hola, pequeño amigo! ¿Por qué lloras?" - preguntó Niña Luna Sol Estrellas Flores.

"Me llamo Diente de León. Me he perdido y no puedo salir de aquí" - sollozó el ciervo.

Niña Luna, siempre dispuesta a ayudar, se acercó con cuidado y comenzó a liberar las zarzas que aprisionaban al ciervo. Al finalizar, él se levantó, agradecido.

"¡Gracias, Niña Luna Sol Estrellas Flores! No sé cómo agradecerte. Pero siento que algo está mal en el bosque, los árboles están tristes y las flores no brillan como antes" - comentó Diente de León.

Intrigada, Niña Luna decidió investigar. Juntos, caminaron por el bosque y se dieron cuenta de que las hojas de los árboles estaban marchitas y las flores no emanaban su brillo habitual. Algo estaba sucediendo.

"¿Sabés qué puede estar pasando?" - le preguntó Niña Luna.

"He oído a mis amigos animales decir que alguien está cortando los árboles en la colina. Están muy enojados por eso" - respondió Diente de León.

Niña Luna sintió un cosquilleo de determinación. Necesitaban hacer algo. Decidieron reunir a todos los animales del bosque para organizar un plan.

Cuando se reunieron, algunos animales estaban asustados, otros enojados.

"¡No podemos quedarnos de brazos cruzados!" - gritó un pato.

"Debemos hablar con quienes cortan los árboles" - sugirió un zorro astuto.

Juntos idearon un gran cartel que decía: "¡El bosque es nuestro hogar!" y decidieron ir hasta la colina a hablar con los humanos que estaban trabajando allí.

Al llegar, vieron a dos hombres con hachas listos para cortar un gran roble.

"¡Alto!" - gritó Niña Luna, con toda la valentía que pudo reunir.

"¡No corten este árbol! ¡Es el hogar de muchos animales y sostiene la vida del bosque!"

Los hombres se dieron vuelta, sorprendidos por la valentía de una niña tan pequeña.

"¿Qué sabes tú de los árboles?" - preguntó uno de ellos con desdén.

"¡Lo que sé es que sin árboles no hay vida! ¡Nosotros necesitamos proteger nuestro hogar!" - respondió Niña Luna, mirando a sus amigos animales.

Los hombres se miraron y comenzaron a reír.

"¿Y qué pueden hacer ustedes, un grupo de animales y una niña?" - dijo el otro.

Pero antes que Niña Luna pudiera contestar, los animales comenzaron a hacer ruido. El pato quackeaba, el ciervo saltaba, y los pájaros cantaban juntos. La algarabía era tal que los hombres se asustaron y se detuvieron.

"¿Sabían que los árboles nos dan oxígeno? Sin ellos no podríamos vivir!" - dijo Niña Luna, haciendo un gesto con sus manos mientras hablaba.

Los hombres empezaron a dudar. Entre todo el ruido, un ave se posó sobre un árbol y cantó una hermosa melodía. Los hombres se miraron, y el primero dijo:

"Tal vez deberíamos encontrar una forma de trabajar con la naturaleza, no contra ella".

Después de un largo intercambio de palabras, los hombres decidieron dejar de cortar los árboles y en su lugar, plantar nuevos. Prometieron cuidar el bosque junto con Niña Luna, Diente de León y todos los demás animales.

A partir de ese día, el bosque comenzó a florecer de nuevo. Las flores brillaban, los árboles estaban más verdes y los animales se sentían felices. Niña Luna Sol Estrellas Flores había aprendido una lección valiosa, que juntos, siempre podían hacer la diferencia.

"¡Hicimos un gran trabajo!" - dije Diente de León mientras disfrutaban del sol.

"Sí, y siempre debemos proteger nuestro hogar" - respondió Niña Luna con una sonrisa radiante.

Y así, el bosque se convirtió en un lugar mágico y lleno de vida, gracias a una niña valiente y su amigo el ciervo que decidieron luchar por lo que era correcto, demostrando que incluso los más pequeños pueden hacer una gran diferencia en el mundo.

FIN.

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