La Aventura de Números en la Tierra de Valor Posicional



Había una vez, en la pequeña pero mágica Tierra de Valor Posicional, un grupo de amigos muy curiosos: las unidades y las decenas. Vivían en un lindo pueblo donde cada número tenía su lugar especial, y todos estaban felices, hasta que un día, un misterioso enemigo apareció.

- ¡Miren! - gritó Unidito, el número 1, con su diminuta voz. - ¡Ese es el Numerito, parece que quiere armar un lío! -.

- Sí, lo he visto - respondió Deceno, el número 10, con voz firme. - Viene a confundir a todos y hacer que no distingan entre las decenas y las unidades. ¡Debemos detenerlo! -.

Unidito y Deceno decidieron buscar aliados para su misión. Se acercaron a cientos de números, desde el 11 hasta el 99, y así comenzaron su aventura.

- ¡Hola, amigos! - exclamó Unidito emocionado. - Necesitamos su ayuda para detener al Numerito. ¿Quién se anima a unir fuerzas con nosotros? -.

Todos los números, desde las unidades como Duecito (2) y Tresito (3), hasta las decenas como Veinte (20) y Treinta (30), se unieron al grupo.

- ¡Juntos somos más fuertes! - afirmó Deceno mientras todos se alineaban en perfecta formación. - Cada uno de nosotros tiene un valor único, así que debemos usarlo sabiamente. -.

El grupo se dirigió hacia la montaña de la confusión, donde el Numerito reside. Allí, vieron que estaba tratando de mezclar a los números.

- ¡Alto! - gritó Unidito. - No puedes hacer esto. Cada número tiene su valor: las unidades están en la fila de atrás y las decenas en la de adelante. ¡Son amigos y todos tienen su importancia! -.

Numerito se rió.

- ¿Qué saben ustedes sobre el valor posicional? - preguntó con una jocosidad burlona. - Solo soy un número más, ¡puedo ser el que yo quiera! -.

Entonces, Deceno se acercó y le explicó.

- Las unidades son los números que tenemos en cada lugar y suman para formar decenas. Por ejemplo, en el número 42, el 4 representa cuatro grupos de diez y el 2 son dos unidades. ¡Así funcionamos! -.

Los números comenzaron a compartir ejemplos.

- En 55, hay cinco decenas y cinco unidades - dijo Cinco Decenas con desparpajo, mientras se acomodaba orgulloso en el frente del grupo.

Pero Numerito no estaba convencido.

- ¡No importa! ¡Voy a mezclar todo y nadie podrá detenerme! -.

Fue entonces cuando Unidito y Deceno tuvieron una idea brillante. Comenzaron a cantar una alegre canción sobre cómo cada número tenía su lugar especial.

- (cantando) "Las unidades son pequeñas pero fuertes, ¡con decenas siempre hacen un buen equipo! ¡Un uno, un dos, un tres y cuatro, hasta diez! ¡Las decenas son sabias, saben crecer! -.

La melodía fue tan pegajosa que pronto todos los números comenzaron a bailar y a sumarse al canto.

Numerito, al verse en medio del baile, empezó a tambalearse.

- ¡Esto no puede estar pasando! - gritó, sorprendido por la unión de los números. - ¡No puedo dejar que esto continúe! -.

Pero tan pronto como comenzó a intentar desarmar el grupo, se dio cuenta de que los números eran más fuertes juntos.

Finalmente, Numerito se rindió.

- ¡Está bien, lo entiendo! - dijo. - Ustedes son más que simples números; tienen un valor real en cada parte que representan. Gracias por enseñarme. -.

Todos festejaron.

- ¡Sí! - celebró Unidito. - Cada uno tiene un lugar especial en nuestro mundo. Las unidades y las decenas, ¡todos juntos! -.

Y así, la Tierra de Valor Posicional nunca volvió a ser la misma. Numerito se quedó para aprender de sus amigos y todos recordaron la importancia de sus lugares en el mundo de los números. Y cada vez que alguien contaba hasta cien, todos sonreían con orgullo sabiendo que unían sus fuerzas para sumarse al infinito.

Y colorín colorado, ¡este cuento se ha acabado!

FIN.

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