La Aventura de Paloma, la Viajera Hambrienta



Era un hermoso día en el parque de la ciudad, donde las flores florecían y el sol brillaba como un gran amigo. Entre los árboles, volaba Paloma, una paloma blanca de suaves plumas. Pero había un pequeño problema: ¡Paloma tenía mucha hambre!"¿Qué puedo comer?" - se preguntaba, mientras miraba con tristeza a su alrededor.

Sus amigos, las ardillas y los pájaros del parque, la veían preocupados.

"¿Por qué no buscas algo rico?" - le sugirió Rocco, el loro colorido.

"Pero no tengo idea de dónde encontrar comida deliciosa en este lugar tan grande..." - contestó Paloma, suspirando.

De repente, una mariposa amarilla se acercó a ella.

"¡Hola, Paloma! ¿Estás buscando algo de comer?" - preguntó la mariposa con una voz melodiosa.

"Sí, tengo mucha hambre y no sé a dónde ir. Soy una viajera, pero el hambre me detiene..." - respondió Paloma.

La mariposa sonrió y dijo:

"¡Viajera! Eso me gusta. Conozco un lugar muy especial donde puedes encontrar las más ricas semillas y frutas. Aunque no tengo alas tan grandes como las tuyas, puedo llevarte hasta allí."

"¿De verdad?" - exclamó Paloma emocionada. "¡Vamos!"

Así, la mariposa y Paloma comenzaron su aventura a través del parque. Pasaron frente a un arroyo que brillaba bajo el sol, donde los patos nadaban felices.

"¡Mira!" - dijo la mariposa. "Podemos parar a beber un poco de agua aquí."

Paloma tomó un sorbo y se sintió renovada.

"Ahora sí, sigamos. Dices que hay un lugar mágico con comida deliciosa, ¿no?"

"Exacto. Verás que es un lugar divertido. Solo hay que cruzar el puente sobre el arroyo. Allí hay un hermoso jardín."

Al llegar al puente, Paloma se detuvo al ver a un grupo de pájaros que estaban intentando atravesarlo.

"¿Qué les sucede?" - preguntó Paloma al grupo de pájaros.

"La corriente es muy fuerte y no sabemos cómo cruzar..." - dijo una pequeña gorrioncita.

"¡Yo puedo ayudarlos!" - ofreció Paloma con valentía. "¿Y si se agrupan y vuelan juntos? Así podrán hacerlo."

Los pájaros miraron a Paloma, algo dudosos.

"¿Y si no podemos, Paloma?" - preguntó un canario.

"¡No se preocupen! ¡Pongamos nuestras alas juntas y lo lograremos!" - les animó.

Los pájaros finalmente se unieron y volaron juntos, cruzando el puente con fuerza y coraje. Paloma, orgullosa de haberlos ayudado, sintió que su hambre desaparecía con la alegría de su pequeño acto de valentía.

" ¡Lo logramos! ¡Gracias, Paloma! eres nuestra heroína!" - cantaron los pájaros, agradecidos.

"Ahora, continuemos hacia el jardín. ¡Ya quiero probar esas delicias!"

Entraron al jardín, donde se podían ver frutas maduras y semillas por doquier. Paloma, entre risas y volteretas, se llenó el buche de ricas semillas.

"¡Esto es delicioso!" - gritó feliz, mientras degustaba su banquete.

La mariposa la miró con cariño y felicidad.

"Me alegra que hayas encontrado lo que buscabas." - dijo. "Pero también es bueno recordar que ayudar a los demás es una de las cosas más gratificantes."

Paloma asintió, mirando a sus nuevos amigos que habían llegado con ella al jardín.

"Prometo que siempre ayudaré a quienes lo necesiten. Al final, esta vida de viajera no solo es sobre comida, sino sobre las amistades que hacemos en el camino." - concluyó, sonriendo con gratitud.

Y así, Paloma, la viajera hambrienta, se dio cuenta de que no solo alimentarse es importante, sino también compartir y ayudar a los demás en su viaje. Y cada día, mientras volaba sobre el parque, contaba su historia de valentía y amistad a todas las aves que conocía.

Desde aquel día, Paloma se convirtió en una guía para muchos otros viajeros, mostrando el camino al jardín mágico y enseñando a sus amigos que en la vida hay que buscar siempre una forma de ayudar y compartir.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!