La Aventura de Pepito, el Punto Seguido
Había una vez en un colorido bosque, un pequeño punto llamado Pepito. Pepito era un punto muy especial porque sabía que su trabajo era ayudar a las oraciones a ser claras y divertidas. Un día, decidió salir a explorar y conocer a otros signos de puntuación que vivían en su bosque.
Mientras Pepito paseaba, se encontró con una comabaja que se llamaba Coma.
"¡Hola, Pepito! ¿Qué hacés, tan lejos de tu oración?"
"¡Hola, Coma! Estoy explorando. Quiero conocer a otros signos de puntuación. ¿Te gustaría acompañarme?"
Coma estaba emocionada por la idea y juntos decidieron ir a la Gran Plaza de los signos.
Al llegar, se encontraron con otros amigos: el signo de interrogación llamado ¿? , la exclamación llamada ¡! , y el guión, que se hacía llamar -.
"¡Bienvenidos!", exclamó ¡! . "Estamos por organizar una gran carrera de oraciones. ¿Quieren participar?"
Pepito miró a Coma, que estaba emocionada.
"¡Sí! Cuéntennos más sobre la carrera!", dijo Pepito.
"Es simple", explicó -. "Cada uno de nosotros creará una oración y el que tenga la oración más divertida, ganará!"
Todos estaban entusiasmados. Pepito y Coma decidieron trabajar en conjunto para crear la mejor oración posible. Pero pronto, Notas le dijo que había que contar con más amigos.
"¡Vamos a buscar más signos de puntuación!", propuso Coma. Por eso, fueron a buscar a otros amigos. En su camino se encontraron con los dos puntos suspensivos, que se llamaban... y....
"Hola, Pepito y Coma! ¿Qué buscan?"
"Buscamos signos de puntuación para la carrera de oraciones. ¿Quieren participar?", dijo Pepito.
Los puntos suspensivos se miraron con complicidad.
"Claro, pero haremos un truco para que nuestra oración sea única. ¡Contarán con nosotros!"
Con toda la ayuda de sus nuevos amigos, Pepito y Coma se pusieron a trabajar. Pensaron y pensaron, y al final crearon una oración con cada signo de puntuación:
"Era una vez un punto que quería aventurarse, ¿habrá logrado conocer a otros signos? ¡Esa es la gran pregunta!".
En la Gran Plaza, todos presentaron sus oraciones y cada una era más divertida que la anterior. Finalmente, llegó el momento de decidir quién había ganado la carrera.
"¡La mejor oración es la de Pepito y Coma!", proclamó ¡! .
El pueblo estalló en aplausos, y Pepito se sintió muy feliz.
"¡Todo fue posible gracias a que trabajamos juntos!", dijo Pepito.
"Sí, y no olvidemos que cada signo tiene su función", agregó Coma, mostrando cómo cada uno aportó algo especial.
A partir de ese día, Pepito y sus amigos organizaron una carrera de oraciones cada mes, y aprendieron que, aunque todos eran diferentes, juntos podían crear oraciones increíbles. Pepito volvió a su lugar en el final de cada oración, uniendo esas ideas y haciendo sonreír a todos. Así, el pequeño punto comprendió cuán importante era su trabajo y cómo, con un poco de trabajo en equipo, se podía lograr que cada día fuera una gran aventura.
Y así, Pepito, el Punto Seguido, continuó su camino, siempre listo para ayudar a crear oraciones claras y divertidas.
FIN.