La Aventura de Pip y la Nube de Colores



Pip, un pequeño ratón con un corazón aventurero, vivía en un hermoso campo lleno de flores multicolores. Cada mañana, Pip saltaba entre las flores, recogiendo gotas de rocío para beber y jugando con sus amigos, Lila la mariposa y Toby el conejo.

Un día soleado, mientras Pip exploraba un rincón desconocido del campo, hizo un descubrimiento sorprendente. En el cielo, flotaba una nube que brillaba con intensos colores.

"¡Miren eso!", dijo Pip emocionado. "¡Es como si el arcoíris hubiera decidido volar!"

"Nunca vi algo así, Pip", respondió Lila, revoloteando alrededor de la extraña nube. "¿Íbamos a averiguar de qué se trata?"

"¡Sí! Vamos a subir!", gritó Pip, lleno de energía.

Los tres amigos se pusieron en marcha hacia la colina más alta del campo, donde creyeron que podrían alcanzar la nube de colores. Cuando llegaron a la cima, la nube parecía aún más deslumbrante y Pip se sintió impulsado por la curiosidad.

"¿Cómo subimos hasta ahí?", preguntó Toby, mirando hacia arriba.

"Tal vez tengan que intentar volar, como yo!", sugirió Lila.

Pip y Toby miraron a Lila, con cierta duda.

"No tengo alas, como vos, Lila", dijo Toby con tristeza.

"Pero podemos construir algo para ayudarnos", propuso Pip, lleno de ideas.

Así que juntos comenzaron a idear un plan. Reunieron palitos, hojas y algunos pétalos de flores. Después de mucho trabajo en equipo, lograron construir un pequeño artilugio que se sustentaba con ventiladores de hojas y un par de globos hechos de pétalos.

"¡Listo, es hora de intentar!", gritó Pip.

"Espero que funcione", dudó Toby, mirando la estructura.

"Si fallamos, solo serán unas caídas suaves hasta el suelo", tranquilizó Pip.

Con un empujoncito, empezaron a subir por la colina, y cuando llegaron a la parte más alta, se lanzaron desde la cima. Al principio, el artilugio se tambaleó y Pip sintió que podía caerse cualquier momento, pero se mantuvieron firmes.

Para su sorpresa, el invento comenzó a elevarse lentamente. La nube de colores se acercaba cada vez más.

"¡Lo logramos!", exclamó Pip, lleno de alegría.

"¡Voy a sentir el viento!", rió Lila, disfrutando del vuelo.

Sin embargo, justo cuando estaban a punto de alcanzar la nube, un fuerte viento sopló y los sacudió a todos.

"¡Oh no!", gritó Toby, aferrándose a Pip.

"¡Sujétense fuerte!", ordenó Pip mientras luchaban con el viento.

A pesar de sus esfuerzos, el viento fue demasiado fuerte y los hizo caer. Pero en lugar de aterrizar de golpe, cayeron suavemente sobre una enorme cama de flores.

"¡Estamos a salvo!", exclamó Lila.

"Sí, pero ahora esa nube está lejos", dijo Toby, con un poco de tristeza.

"No importa, el viaje que hicimos juntos fue lo que realmente importa", reflexionó Pip.

Justo en ese momento, un zorro curioso pasó cerca y preguntó:

"¿Qué hacen aquí?"

"Buscamos acercarnos a la nube de colores, pero el viento nos hizo caer", respondió Pip.

"Yo vi esa nube. A veces, se pierde por ahí y nunca se sabe cuándo volverá. Lo que importa es disfrutar de las pequeñas cosas, como las flores y los amigos que tienen aquí."

Pip, Lila y Toby se miraron. Habían aprendido algo nuevo en su día de aventuras: no siempre se trata de alcanzar lo inalcanzable, sino de disfrutar del viaje y de la compañía.

"Tienes razón", dijo Pip. "Vamos a casa y a disfrutar del campo. Mañana será otro día emocionante!"

Los amigos regresaron al campo, riendo y compartiendo historias sobre su aventura. Pip sabía que la nube de colores podría regresar algún día, pero lo que realmente importaba era la vivencia que compartieron juntos.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!