La Aventura de Querido y su Viaje al Cielo



En una ciudad tranquila, una familia compuesta por Papá Juan, Mamá Elena y su pequeño hijo Mateo decidieron adoptar un cachorro muy especial. Mateo estaba emocionado y no podía esperar para conocer a su nuevo amigo.

"¡Mamá! ¿Cuándo viene nuestro nuevo perro?" - preguntó Mateo, saltando de alegría.

"Mañana, cariño. Se llama Querido y es un cachorro lleno de energía. ¡Te va a encantar!" - respondió Mamá Elena con una sonrisa.

Cuando llegó el día, la familia fue a recoger a Querido, un perrito de pelaje marrón y ojos traviesos. Desde ese momento, se convirtieron en los mejores amigos. Jugaron en el parque, hicieron picnics e incluso hasta nadaron en la pileta.

Pero un día, mientras corrían juntos, Querido empezó a lucir diferente. No tenía las mismas energías y finalmente, después de llevarlo al veterinario, la familia recibió una triste noticia: Querido estaba enfermo.

"No puede ser... ¿qué le pasa a nuestro querido perro?" - dijo Mateo, con lágrimas en los ojos.

"Hicieron todo lo posible, pero a veces estas cosas pasan y no siempre podemos controlar lo que sucede" - explicó Papá Juan, tratando de consolar a su hijo.

Poco después, Querido se fue al cielo de los perritos. Mateo estaba devastado y no entendía por qué su amigo no volvía.

"¿Por qué no vuelve, papá?" - preguntó Mateo mientras se abrazaba a su peluche.

"Querido ahora está en un lugar donde juega y corre sin parar, donde no hay dolor, y siempre estará mirando por nosotros. Él nos quiso mucho y siempre nos recordará" - contestó Papá Juan.

Sin embargo, aunque Mateo intentaba entenderlo, se sentía muy solo. Un día, mientras estaba triste en su habitación, encontró un dibujo que había hecho de Querido.

"¿Y si hago algo especial para recordarlo?" - pensó.

Así que decidió armar un álbum con fotos de todos los momentos bonitos que habían vivido juntos. Se sentó con Mamá Elena, quienes juntos recopilaron las fotos más tiernas y escritas las aventuras de Querido.

"Mirá, Mateo, cada recuerdo se convierte en un regalo que podemos atesorar en nuestro corazón" - dijo Mamá Elena mientras colocaban las fotos en el álbum.

Mateo aprendió que mientras Querido no estaba físicamente, siempre viviría en su memoria y en la alegría que compartieron. Después de terminar el álbum, se sintió un poco mejor.

"Quiero que otros también recuerden a Querido. Podemos contarle a nuestros amigos sobre él y lo feliz que fue con nosotros." - sugirió Mateo.

Así que Mateo reunió a sus amigos y les contó todas las aventuras de su querido perro, haciendo reír a todos con sus travesuras.

"¡Querido ha dejado un lugar de amor en nuestros corazones!" - dijo un amigo, y todos asintieron con la cabeza.

Finalmente, Mateo comprendió que aunque Querido ya no estaba con ellos, siempre podría recordarlo con alegría. Además, pudo compartir ese amor con otros. Aprendió que cada amistad es un regalo que permanece en nuestras vidas, y que está bien sentirse triste, pero también es importante celebrar lo vivido.

Los días pasaron y un día, mientras paseaban por el parque, Mateo le dijo a sus padres:

"¿Podremos tener otro perrito algún día?" - preguntó con curiosidad.

"Claro, Mateo. Tener otro amigo animal puede ser una nueva aventura, pero siempre recordaremos a Querido. Él será parte de nuestro viaje" - respondió Papá Juan.

Esa tarde, la familia decidió hacer un pequeño homenaje al amor de Querido haciendo una pancarta con su nombre y colgándola en el parque donde jugaban juntos. De esta manera, los demás también recordaban al pequeño cachorro que trajo tanta felicidad a sus vidas.

Así, Mamá Elena, Papá Juan y Mateo aprendieron que el amor por los animales trasciende el tiempo y que siempre existirá una forma de mantener esos bellos recuerdos vivos en el corazón.

Y aunque nunca podrían reemplazar a Querido, siempre estaría con ellos como un fiel compañero de espíritu. La vida continuaba y nuevos comienzos se acercaban, llenos de amor y recuerdos.

FIN.

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