La Aventura de Reno en Nochebuena
Era una noche mágica de Nochebuena y Reno, un pequeño reno con grandes sueños, estaba muy emocionado. Se encontraba en la cocina de la casa de su amigo, el niño Lucas, ayudando a preparar la cena para la noche más especial del año. Todo estaba perfecto: la mesa adornada con centro de mesa de flores y galletitas de jengibre pasadas por glaseado.
"¡Lucas! ¿Ya pusiste las luces en el árbol?" - preguntó Reno, saltando de la emoción.
"¡Casi termino! Me falta solo un poco más de cinta adhesiva" - respondió Lucas, mientras miraba por la ventana la nieve caer suavemente.
"¿Puedo ayudarte?" - agregó Reno, con sus ojitos brillantes.
"Claro, vení. Aquí está la cinta" - dijo Lucas, pasándole el rollo.
De repente, mientras estaban concentrados en sus tareas, la luz se apagó de repente. Todo quedó sumido en la oscuridad.
"¡Ay no! ¿Qué pasó?" - exclamó Lucas, sintiendo un ligero temor.
"No te preocupes, Lucas. Tal vez fue un corte de luz. A veces sucede. Busquemos una linterna" - sugirió Reno, tratando de calmar la situación.
Ambos comenzaron a buscar a tientas en la cocina y, entre risas y tropiezos, lograron encontrar una linterna escondida en un cajón.
"¡La encontramos!" - gritó Lucas emocionado, encendiendo la linterna. La luz iluminó sus rostros y también los ingredientes que tenían listos para la cena.
"Mirá, podemos seguir cocinando con nuestra linterna. Es como una luz mágica" - dijo Reno.
"Sí, ¡y podemos hacer una competencia para ver quién es más creativo con la luz!" - propuso Lucas, entusiasmado.
Mientras seguían cocinando, comenzaron a inventar historias sobre lo que podría estar pasando fuera de la casa en esa noche oscura:
"¿Y si un grupo de renos se perdió en el bosque y necesitaba ayuda?" - sugirió Reno.
"¡Entonces nosotros podríamos guiarlos con nuestra linterna!" - dijo Lucas con una gran sonrisa.
Las historias que contaban fueron volviéndose cada vez más locas, incluso comenzaron a imaginar que tenían que salvar a un pequeño zorro que se había perdido en la nieve. La risa llenaba la cocina mientras la comida seguía cocinándose.
Después de un rato, se escuchó un chirrido y la luz volvió a encenderse de repente. La cocina volvió a brillar con la luz cálida y acogedora.
"¡Mirá! ¡Volvió la luz!" - gritó Lucas feliz.
"¡Sí! Pero, ¿sabes qué? La noche no fue tan mala sin luz. Aprendimos a divertirnos y a crear juntos" - dijo Reno, aún entusiasmado por las historias que habían compartido.
"Tenés razón. A veces, hay sorpresas en lo inesperado" - respondió Lucas, dándole una palmadita en la espalda a su amigo reno.
Juntos terminaron de preparar la cena y, cuando llegó el momento de sentarse a la mesa, se sintieron orgullosos de lo que habían logrado. No solo habían cocinado una cena deliciosa, sino que también habían creado recuerdos felices que ni la falta de luz había podido borrar.
"Brindemos por la amistad y las aventuras inesperadas" - dijo Lucas, levantando su vaso de sidra de manzana.
"¡Sí! ¡Por más noches mágicas como esta!" - añadió Reno, sonriendo.
Y así, disfrutaron de una Nochebuena llena de risas, amistad y del aprendizaje de que a veces las cosas no salen como uno espera, pero siempre hay un espacio para la creatividad y la diversión.
El fin.
FIN.