La Aventura de Rita en el Bosque
Había una vez una pequeña llamita llamada Rita, que vivía con su familia en las altas montañas del Perú. Rita era curiosa y le encantaba explorar nuevos lugares. Un día soleado, Rita y su familia decidieron hacer una excursión al bosque cercano.
- ¡Qué emocionante! -exclamó Rita saltando de alegría al ver el hermoso bosque con sus árboles altos y flores de colores brillantes.
La familia de Rita se preparó con una canasta llena de deliciosas frutas y galletitas para el camino. Al llegar al bosque, Rita se sintió fascinada por todo lo que la rodeaba. Los pájaros cantaban, y un suave viento acariciaba su pelaje dorado.
- ¿Puedo explorar un poco más lejos? -preguntó Rita con ojos brillantes.
- Claro, pero ten cuidado, no te alejes demasiado -respondió su mamá, supervisando con amor.
Con mucha ilusión, Rita se aventuró más allá de su familia. En su recorrido, encontró un arroyo claro donde pequeños peces nadaban alegremente.
- ¡Mirá, mirá! ¡Hay peces! -gritó encantada, pensando en lo divertido que sería jugar con ellos.
Mientras jugaba cerca del agua, un pequeño pez se acercó a ella.
- Hola, pequeña llamita, ¿quieres jugar? -dijo el pez con una voz burbujeante.
- ¡Sí! Pero, ¿cómo jugamos? -preguntó Rita intrigada.
El pez explicó que podía hacer saltos en el agua y Rita, ansiosa, empezó a intentarlo también saltando y correteando por la orilla.
- ¡Esto es divertido! -rio Rita intentando seguir el ritmo del pez.
De repente, escuchó un extraño sonido detrás de unos arbustos. Curiosa, y un poco temerosa, se acercó lentamente. Al mirar, se encontró con un pequeño zorro.
- ¡Hola! Soy Zuri, el zorro. ¿Quién sos? -preguntó el pequeño animalito.
- Soy Rita, la llamita. Estoy explorando el bosque. -respondió con emoción.
Zuri sonrió y dijo: - Este bosque es un lugar mágico, pero también tiene secretos y peligros. Tiempos atrás, perdí mi camino aquí y me costó mucho volver a casa. -
La llamita, muy atenta, preguntó intrigada: - ¿Cómo hiciste para volver?
- Aprendí a seguir los sonidos de la naturaleza. Los pájaros, el viento, todo tiene un mensaje. - respondió Zuri.
Rita decidió que quería aprender a escuchar como Zuri. Juntos comenzaron a caminar por el bosque. Zuri le enseñó a prestar atención a cada sonido que los rodeaba. Al poco tiempo, un fuerte zumbido atrajo su atención.
- ¿Qué es eso? -preguntó Rita, alarmada.
- Es un zancudo, ¡debemos alejarnos de él! -gritó Zuri, y ambos huyeron.
Después de un buen rato, llegaron a un claro donde podían descansar. Rita, un poco agitada, le agradeció a Zuri.
- Gracias por enseñarme. Nunca pensé que escuchar a la naturaleza podría ser tan importante. -dijo Rita con una gran sonrisa.
- La naturaleza siempre nos habla, solo necesitamos aprender a entenderla. -explicó Zuri con sabiduría.
Decidieron regresar juntos, y en el camino, Rita escuchó un canto hermoso de aves y las risas del viento entre los árboles. Cuando finalmente vieron a su familia, Rita se sintió orgullosa de su aventura.
- ¡Miren! ¡Hice un nuevo amigo y aprendí a escuchar el bosque! -dijo emocionada.
- ¡Qué bien, Rita! -respondió su mamá. - Lo importante es que siempre estuviste segura y aprendiste algo nuevo. -
Con el atardecer de fondo, Rita prometió volver al bosque, no solo para explorar, sino también para escuchar y aprender de todo lo que la naturaleza tenía para ofrecerle. Así, con el corazón lleno de alegría y nuevas experiencias, la pequeña llamita regresó a casa con su familia, lista para contar su historia.
Y así, Rita no solo descubrió nuevos amigos, sino que también aprendió a escuchar el sabio lenguaje de la naturaleza, que siempre está ahí para guiarnos si estamos dispuestos a prestar atención.
FIN.