La Aventura de Robloxano en el Mundo de los Sustos
Era una tarde normal en el mundo de Roblox, donde los Robloxanos y Robloxianas jugaban y compartían aventuras. Entre ellos estaba Nico, un Robloxano curiosísimo y valiente que amaba el misterio. Uno de esos días, mientras exploraba la ciudad, encontró un viejo juego de terror llamado "La Casa de los Fantasmas". El cartel decía: "Atrévete a entrar si puedes".
Nico sonrió, siempre había estado en búsqueda de emociones fuertes. "Esto va a ser divertido", se dijo a sí mismo. Así que, con un clic, entró al juego.
Al principio, todo parecía normal, había sonidos espeluznantes y luces parpadeantes. "Hola, amigo!", saludó su mejor amiga, Lía, quien también había entrado al juego. "¿Te animás a explorar juntos?" "¡Por supuesto!", respondió Nico, sintiéndose más valiente con Lía a su lado.
Ambos se adentraron en la casa, donde las sombras danzaban en las paredes. En la sala del fondo, encontraron un viejo retrato. "¿Creés que esos ojos nos miran?", preguntó Lía, temblando un poco. "Fácil, solo son pixeles", dijo Nico tratando de aparentar valor. Sin embargo, la verdad era que el ambiente se ponía cada vez más misterioso.
Al tocar el retrato, algo extraño sucedió: una puerta secreta se abrió. "¡Mirá!", gritó Lía. "Vamos a ver qué hay dentro", sugirió Nico, emocionado pero asustado a la vez.
Entraron en la habitación y, para su sorpresa, se encontraron con un libro antiguo. Cuando Lía lo abrió, las palabras tampoco parecían acogedoras. "Aquí dice que para salir deben demostrar que tienen valor y amistad", leyó Lía con una voz temblorosa. "Eso suena fácil, somos amigos y no tenemos miedo, ¿verdad?" explicó Nico.
De repente, un murmullo los rodeó, eran las almas de los antiguos jugadores que habían intentado escapar, pero nunca lo habían logrado. "¡Ayuda!", gritaban. "Debemos demostrarles que podemos superar nuestros miedos", dijo Lía, mirando a Nico.
Para ayudarles, debían superar tres pruebas: la primera, enfrentar un monstruo de sombras. "Yo me encargaré", dijo Lía. "No, mejor lo hacemos juntos", respondió Nico. Juntos se llenaron de valor y comenzaron a crear luces en sus manos, iluminando la habitación y haciendo que el monstruo se desvaneciera.
La segunda prueba fue caminar por un pasillo de espejos donde sus peores miedos aparecían. "Nico, mirá ese reflejo, ¡se ve horrible!", dijo Lía asustada. "No, no somos eso", le respondió Nico. Con cada paso dieron un grito de ánimo y lo lograron.
Finalmente, la última prueba era la más difícil: decir la verdad sobre sus propios miedos. "Yo... tengo miedo a no ser un buen amigo", confesó Lía. "Y yo... le tengo miedo a la soledad", dijo Nico. Sus palabras resonaron en la habitación, y las almas alrededor comenzaron a aplaudir.
"Ustedes sí son valientes!", dijo una voz al fondo. El espíritu protector del juego se les apareció. "Han demostrado que la amistad y la valentía pueden vencer a cualquier monstruo. Por eso, ahora pueden volver a casa". Con un giro mágico, la habitación se iluminó, y un portal se abrió para ellos.
Nico y Lía salieron del juego habiendo aprendido algo importante. "Nunca subestimes el poder de la amistad", dijo Nico con una sonrisa. "Y que, en los momentos de miedo, lo mejor es apoyarse en los amigos", agregó Lía.
Desde entonces, cada vez que jugaban, recordaban cómo juntos habían enfrentado sus temores en aquel juego de terror. Y así, los Robloxanos y Robloxianas de la ciudad aprendieron que la valentía no significa no tener miedo, sino enfrentarlo con amigos a su lado.
FIN.