La Aventura de Saludín y Enfermito
En un pintoresco barrio de la ciudad, vivían dos amigos muy distintos: Saludín y Enfermito. Saludín era un niño alegre que siempre llevaba consigo una mochila llena de frutas y verduras. Por otro lado, Enfermito era un poco más travieso, ya que prefería los dulces y golosinas, aunque a menudo se quejaba de dolores en su pancita.
Un día soleado, Saludín decidió invitar a Enfermito a un picnic en el parque.
"¡Hola, Enfermito! ¿Querés venir a jugar y almorzar algo rico al parque?" le dijo Saludín.
Enfermito, emocionado, respondió:
"¡Sí! Pero tengo que llevar mis caramelos y chicles."
A Saludín se le frunció el ceño, pero decidió no decir nada. Juntos fueron al parque y encontraron un lugar bajo un árbol frondoso. Saludín sacó de su mochila un montón de frutas y unas ricas ensaladas.
"Mirá lo que traje: manzanas, peras y zanahorias. Son muy ricas y te dan energía para jugar," comentó Saludín, mientras comenzaba a saborear su comida.
"Pero yo traje chuletas de dulce de leche y gomitas. Son lo mejor del mundo!" respondió Enfermito, abriendo su paquete de golosinas.
Al principio, Enfermito disfrutó mucho de sus dulces, pero mientras pasaba el tiempo, comenzó a sentir un pequeño dolor en el estómago.
"Ay, creo que comí demasiado."
Saludín, preocupado, le dijo:
"¿Querés un poquito de papaya? Te puede hacer sentir mejor."
"No, gracias. Prefiero mi galletita, tiene chocolate,” contestó Enfermito, apretándose la pancita.
De repente, un gran viento comenzó a soplar en el parque. Los árboles se mecieron y, de pronto, un pequeño pájaro se acercó a ellos. El pájaro, con su canto melodioso, parecía estar buscando algo.
"¡Mirá, un pájaro! Debe estar buscando comida," dijo Saludín.
Entonces, Enfermito tuvo una idea.
"¿Por qué no le damos algunas de mis gomitas?"
"Pero no, recordá que los pájaros deben comer cosas sanas como semillas o frutas," explicó Saludín.
Enfermito se quedó pensando y luego decide compartir algunas de las frutas de Saludín.
"Bueno, podés darle algo de lo tuyo también. ¡Quiero que el pajarito esté feliz!"
Así fue como, juntos, le ofrecieron un poco de fruta al pájaro. Para sorpresa de ambos, el pájaro se acercó y comenzó a picotear.
"¡Mirá cómo le gusta!" dijo Enfermito con una sonrisa.
Al ver esto, Enfermito sintió que era mejor compartir algo saludable. Mientras miraban al pajarito disfrutar de la fruta, Enfermito comenzó a sentirse un poco mejor.
"Quizás debería probar algo de lo que trajiste, Saludín," dijo Enfermito.
"¡Por supuesto! Siempre hay espacio para probar algo nuevo," respondió Saludín, ofreciéndole una rodaja de manzana.
Enfermito dudó, pero la curiosidad lo llevó a probarla. Para su sorpresa, le gustó mucho.
"¡Está rica! Creo que puedo empezar a comer más frutas."
Saludín sonrió orgulloso de su amigo.
"Y yo puedo probar algunas de tus galletitas, pero solo de vez en cuando. ¡Es un trato!"
Desde ese día, Enfermito decidió que no iba a comer dulces todo el tiempo y empezaron a hacer picnics saludables juntos. También se volvieron amigos de otros niños del barrio, enseñándoles lo divertido que era jugar y comer cosas ricas, pero sanas.
Juntos, aprendieron que había espacio para ambos tipos de alimentos, siempre y cuando se balanceen de manera divertida. Y así, Saludín y Enfermito vivieron felices, explorando nuevas aventuras y haciendo amigos en cada paso.
Y todos en el barrio sabían que si podías compartir y probar cosas nuevas, una mezcla de salud y diversión estaba garantizada.
FIN.