La aventura de Sarahí y los búhos bondadosos


Había una vez una niña llamada Sarahí que vivía en un hermoso bosque rodeado de flores y animales. Sarahí era curiosa y siempre estaba buscando nuevas aventuras para divertirse.

Un día, mientras exploraba el bosque, se encontró con un grupo de animalitos jugando juntos. Había conejitos saltarines, ardillas traviesas y pajaritos cantarines. Sarahí se acercó emocionada y les preguntó si podía unirse a su juego.

"¡Hola! Me llamo Sarahí ¿puedo jugar con ustedes?"- dijo la niña con entusiasmo. Los animalitos se miraron unos a otros y luego asintieron con alegría. Estaban encantados de tener a alguien nuevo para jugar.

Durante horas, los animalitos y Sarahí corrieron por el bosque, saltaron entre las ramas de los árboles y revolotearon por encima de las flores coloridas. Se divirtieron tanto que perdieron la noción del tiempo. De repente, cuando el sol comenzaba a ponerse detrás de las montañas, uno de los conejitos señaló hacia el cielo preocupado.

Todos levantaron la vista y vieron unas nubes oscuras acercándose rápidamente. "¡Oh no! ¡Una tormenta se avecina!"- exclamó una ardilla asustada. El viento comenzó a soplar fuertemente mientras las primeras gotas de lluvia caían sobre ellos.

Los animalitos buscaron refugio en sus madrigueras o en los huecos de los árboles cercanos, pero Sarahí no tenía dónde protegerse.

Entonces, Sarahí recordó que su papá y su mamá siempre le decían que si alguna vez se encontraba en peligro, debía buscar ayuda. Sin pensarlo dos veces, corrió hacia el árbol más cercano donde sabía que vivía una familia de búhos. "¡Por favor, ayúdenme! ¡Una tormenta se aproxima y no tengo dónde protegerme!"- suplicó Sarahí a los búhos.

Los búhos la miraron con ternura y luego asintieron. Sabían lo importante que era ayudarse mutuamente en momentos difíciles. Rápidamente, los búhos guiaron a Sarahí hacia su hogar dentro del hueco del árbol. Allí estaba cálido y seguro.

Los búhos le ofrecieron un poco de comida y agua mientras esperaban a que la tormenta pasara.

Después de un rato, cuando finalmente la lluvia cesó y el sol volvió a brillar en el cielo, Sarahí salió del árbol para agradecerles a los búhos por su amabilidad. "Muchas gracias por haberme ayudado"- dijo Sarahí sonriendo. "A partir de ahora, siempre estaré dispuesta a ayudar a otros cuando lo necesiten".

Los búhos asintieron orgullosos y le dijeron:"Eso es muy noble de tu parte, Sarahí. Recuerda que todos somos vecinos en este bosque y debemos cuidarnos unos a otros". Sarahí regresó corriendo al lugar donde había conocido a los animalitos jugando.

Encontró algunos tristes porque habían perdido sus hogares durante la tormenta. Sin dudarlo, Sarahí les ofreció su ayuda para reconstruir sus madrigueras y nidos. El resto de los animales se unieron a la tarea y juntos trabajaron arduamente hasta que todos tuvieron un nuevo hogar.

Desde ese día, Sarahí y los animalitos se convirtieron en grandes amigos y siempre estaban dispuestos a ayudarse mutuamente.

Y así, el bosque se llenó de amor, amistad y solidaridad gracias a la valentía y generosidad de una pequeña niña llamada Sarahí. Fin.

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